Por Alejandra Balleza Casillas
En un nuevo ejercicio democrático y con el objetivo de integrar a los mexicanos que viven en el extranjero, el Instituto Nacional Electoral (INE), organismo responsable de la planeación, preparación, organización, instrumentación y desarrollo del proceso electoral efectuado el pasado 6 de junio en el territorio nacional, convocó a las y los ciudadanos que radican fuera de México para participar en la contienda electoral.
Estas elecciones -intermedias- imprimen un carácter histórico en nuestro país dada la gran cantidad de cargos de elección popular en el tablero: 19 mil cargos públicos.
En este proceso, estuvieron en juego los escaños federales en la Cámara de Diputados (300 de mayoría relativa y 200 de representación proporcional), así como 15 de las 32 gubernaturas del país (Baja California, Baja California Sur, Sonora, Chihuahua, Sinaloa, Nuevo León, Zacatecas, San Luis Potosí, Nayarit, Querétaro, Michoacán, Colima, Guerrero, Tlaxcala y Campeche), así como la elección de 1 mil 063 diputaciones y 1 mil 923 presidencias municipales (Alcaldes, Síndicos, Regidores, Concejalías y otros cargos auxiliares).
De acuerdo a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en su Artículo 35 establece que “todo ciudadano mexicano mayor de edad, tiene derecho a votar y ser votado”, así mismo, la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, en el Libro Sexto, Del voto de los mexicanos residentes en el extranjero, Artículos 329-356, contempla los requisitos y procedimientos para ofrecer esta garantía a todos los mexicanos en el mundo.
En este marco, el INE lanzó la convocatoria “Voto desde el Extranjero” y, si bien existen antecedentes en periodos electorales anteriores, sobre la votación de mexicanos residentes en el exterior a través del correo postal, para las elecciones del 2021, por primera ocasión el INE puso a disposición la modalidad del “voto electrónico por internet”. Un proceso que comenzó desde septiembre de 2018, con la conformación de la Comisión temporal de vinculación con mexicanos residentes en el extranjero y Análisis de las modalidades de su voto, que sería el órgano encargado de la supervisión, el desarrollo de los trabajos, actividades y proyectos para el ejercicio del citado derecho.
Los requerimientos establecidos por el Instituto para votar desde el exterior, fueron los siguientes: Ser mayor de edad y contar con la credencial del INE vigente. Los interesados, originarios de alguna de las entidades federativas participantes en esa elección, tuvimos hasta el 10 de marzo del 2021 para manifestar interés de emitir el sufragio eligiendo una modalidad: vía postal o electrónica, por Internet.
Según las autoridades electorales, fuimos 33,698 mexicanos de los cuales, el 67% de los inscritos optaron por la modalidad del voto electrónico por internet y 33% por la modalidad postal. Respecto a la clasificación por género, 18,247 fueron hombres y 15,451 mujeres, equivalentes al 54 y 45% del total de registros, respectivamente.
Si consideramos las solicitudes para participar en los comicios del pasado 6 de junio de los mexicanos radicados en 92 naciones, la mayoría, es decir 25,896, viven en Estados Unidos, posteriormente los 1,573 que viven en Canadá, seguidos de 1,209 de España, 997 en Alemania, 607 de Reino Unido, 534 en Francia y finalmente, Suiza con 289.
De acuerdo con cifras de la Dirección Ejecutiva del Registro Federal de Electores (DERFE), el mayor número de personas que solicitaron su registro, fueron las y los oriundos de la Ciudad de México con 12,660 connacionales inscritos para emitir su voto por una Diputación Migrante.
En seguida, destacan las y los originarios de Jalisco con 5,534 y que se inscribieron en la Lista Nominal para votar por una diputación de representación proporcional. Así mismo, las ciudadanas y los ciudadanos de Baja California (159), Chihuahua (2080), Colima (719), Guerrero (2,802), Michoacán (4,169), Nayarit (1,038), Querétaro (1,038), San Luis Potosí (1,767) y Zacatecas (1,732), participaron en las elecciones por la gubernatura de su entidad.
Yo soy una de esas 997 personas mexicanas que, desde Alemania se inscribieron para participar en las elecciones. En mi caso, elegí votar vía electrónica por internet. El 9 de marzo recibí la notificación de folio confirmando la aceptación de mi solicitud y se me informaba que hasta el 15 de marzo era posible hacer alguna corrección en mis datos y/o documentos exigidos (credencial de elector y comprobante de domicilio en mi país de acogida). A partir de ahí, comenzó un largo y engorroso período de comunicaciones vía correo electrónico, incluso un par de llamadas telefónicas con personal del organismo electoral.
El sistema de “Voto electrónico por internet”, incluía un período de socialización (del 8 al 19 de mayo 2021) del Sistema de voto electrónico por internet (SIVEI) en donde el usuario podía realizar simulacros de voto. Del 22 de mayo y hasta el 6 de junio, tuvimos acceso al sistema para emitir el sufragio definitivo.
Las últimas cifras oficiales (al 31/12/2020) de la Oficina de Estadística en Alemania, registran 7,755 compatriotas en dicho país, cifras que excluyen a quienes ostentan doble nacionalidad, es decir, quienes además de la mexicana, tienen la nacionalidad alemana. Según el Consulado Mexicano en Berlín, se estima que en realidad hay unas 25 mil personas mexicanas en Alemania, lo que nos hace la cuarta diáspora mexicana en el mundo.
Desde fuera, reconozco el esfuerzo y la inversión económica que implica la organización de un proceso electoral en una democracia. Mi lejanía geográfica a mi país de origen no fue obstáculo para participar. Mis convicciones y amor a mi tierra fueron la mayor motivación para ser parte de esta, que debe ser siempre una fiesta de la democracia. Aposté mi voto de confianza a la institución organizadora y a toda la ciudadanía que contribuyó para el buen desarrollo de la jornada electoral.
Los resultados arrojaban, al 11 de junio, una participación ciudadana de apenas el 52.65%, con 99.9 % de actas computadas). Revisando cifras, de los más de 33 mil mexicanos que nos inscribimos para votar desde el extranjero, y del 67% que elegimos voto electrónico -según los conteos y cifras publicadas por el INE- se recibieron 12,456 votos en esta modalidad, más el 33% que sufragaron usando el correo postal desde sus países de acogida.
Más allá de los resultados en cifras y números, esta elección deja entrever escenarios para leerse con detenimiento y con apertura a la reflexión. Como nunca antes, los tiempos de campañas electorales fueron violentos y marcados de sangre; decenas de candidatos amenazados y otros más asesinados; la diversificación y surgimiento de partidos políticos sin grandes bases, sin trabajo de campo ni trayectoria, dio lugar al nombramiento de candidatos sin perfiles ni capacidades, haciendo campañas con discursos baratos y de desacreditación de los adversarios.
La funcionalidad y eficiencia del INE, uno de los Órganos constitucionales autónomos de México -cuestionada por algunos-, en esta jornada, quedó de manifiesto, destacando la necesidad de permanencia y fortalecimiento, al ser el ente de apoyo y garante del buen desarrollo de ejercicios democráticos, en los procesos electorales, en la participación ciudadana y la normatividad para regular la actuación de todos los actores en una democracia.
Los intentos de añejas y malas prácticas como la compra de votos o el registro de votos de ciudadanos fallecidos, volvió a darse, lo que denota la inmadurez de muchos. La alternancia en el poder y la pluralidad arrojada en los resultados, habla de la necesidad imperante de diseñar nuevas estructuras y dinámicas de gobernanza.
Aunque desde hace años yo vivo en el extranjero, nunca he dejado de estar vinculada con mi patria, mi tierra, mis orígenes, mis afectos. Hoy por hoy, gracias a las redes sociales, tuve la oportunidad de seguir las campañas y las propuestas de gobierno y programas de trabajo presentadas por los aspirantes a la gubernatura de mi entidad federativa, Colima.
Confieso que me llevé algunos desencantos y me di algunos topes de cabeza, al ver y reconocer el nivel de política que se hace en mi tierra, y que, además en tiempos de pandemia, la respuesta y participación de la ciudadanía se repite -a la antigua usanza- con mítines multitudinarios y aglomeraciones de gente con colores y banderas de sus partidos enarbolando más tintes de pachanga que proyectos de gobierno con propuestas sólidas, concretas y apegadas a las necesidades de la comunidad.
Con el deseo de que el timón que dirigirá el rumbo de mi tierra, llegue a manos de un buen gobernante que sea gestor y buen administrador de los recursos, empático con las necesidades de los colimenses, sensible de las problemáticas que atañen a aquella región. Con un verdadero sentido y convicción de servir y no de servirse.
Con esa emoción, acudí antes del 6 de junio a mi computadora para emitir mi voto. Usando un sistema de software que se dirige a los mexicanos que vivimos en el exterior, en un idioma extranjero (inglés) y donde solo recibí en español, la boleta que detallaba las alternativas políticas a elegir: el partido político, su logotipo y el nombre del candidato.
Con un simple clic, a 10 mil kilómetros de distancia, desde Alemania pude participar y fui una de esos 147 colimenses dispersados por el mundo que tomó parte de esa fiesta democrática que, sin lugar a dudas, impactará el desenlace de los próximos años de la historia de mi querido y gran país, México.
Red social
@AleBa_Sa