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Al llegar a dirigir el Instituto de los Mexicanos en el Exterior, teníamos claro que una de las prioridades debía ser la de visibilizar y empoderar a nuestras comunidades de mexicanas y mexicanos que son considerados sectores vulnerables fuera de nuestro país, tomando en cuenta que esta vulnerabilidad aumenta de manera exponencial y va sumando diversas situaciones que potencian esta condición, sobre todo en el caso de las comunidades indígenas, la comunidad LGBTQ+, niñas, niños y adolescentes. Uno de los sectores que requieren de nuestra atención prioritaria es el de las mujeres mexicanas que migran hacia otros países.

Por este motivo, nos encargamos de desencadenar acciones para garantizar su atención, empoderamiento económico, educativo, bienestar físico y mental, y social, así como la promoción de sus derechos a través de estrategias, acciones e iniciativas específicas con perspectiva de género de manera interseccional y transversal.

Este 8 de marzo, hicimos una reivindicación femenina y feminista desde el Gobierno de México,  entendiendo que el tema va más allá de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, del simbolismo que implica esta fecha y la lucha que le antecede.

Por motivos económicos, políticos, sociales o de violencia muchas mujeres abandonan sus lugares de origen en búsqueda de mejores oportunidades, mayores ingresos, bienestar y, en muchos casos, el de sus familias. Estas mujeres viven riesgos visibles o invisibles por un solo hecho: el de ser mujeres.

¿Qué vive una mujer migrante? Definitivamente toda una diversidad de historias. Las hay de éxito y de vivencias positivas, pero dentro de este paradigma, también existen momentos de transgresión, resistencia, subordinación y readaptación que las mujeres utilizan como estrategia para mantenerse fuertes y vivas, logrando así su supervivencia.

Al migrar, muchas mujeres se exponen a ser víctimas de la privación de su libertad, de extorsiones, robos e incluso el abandono, y estas ofensas rara vez son denunciadas pues de hacerlo, hay mayores riesgos para su seguridad de no conseguir llegar a su nueva meta.

Por ello, es importante hacer visibles las herramientas con las que  contamos para disminuir los riesgos que pueden padecer las mujeres en su camino migratorio y realizar acciones que permitan que al llegar a su lugar destino puedan continuar de manera íntegra, plena, con atención oportuna, libre de juicios o prejuicios.

Nuestro objetivo es que todas las mujeres migrantes conozcan tanto las políticas públicas que las salvaguardan como cada uno de los protocolos que se tienen en México y en sus representaciones diplomáticas y consulares para lograr su atención.

Este gobierno, la Secretaría de Relaciones Exteriores y el IME son feministas. Pasamos del momento donde las mujeres estaban silenciadas por la historia a ocupar los espacios que desde siempre les han correspondido en el mundo.

A todas ustedes mi personal reconocimiento, con la esperanza y determinación de seguir luchando por un mundo más digno, justo, igualitario, sustantivo y sororal.

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