Reconocer la Muerte para Vivir Mejor

Reconocer la Muerte para Vivir Mejor

Por Ricardo Villarreal, Documentalista y escritor, miembro de RGMX Capítulo Portugal.

“La muerte es esa certeza universal que nos convierte en humanos.”

                                                                                             – Fernando Savater

Hablar sobre la muerte es un tema difícil y hasta eludible para muchos. Pero reconocer ese memento mori (el saber que un día moriremos) puede ser el detonante para vivir el hoy y el ahora con mayor presencia y lograr vivir una vida plena y con sentido.

Así lo reconoce María Dolores Alfonso, integrante de la Red Global MX Capítulo Portugal, quien se dedica a la clínica privada como fisioterapeuta en salud mental y es experta en el cuidado de los pacientes que se encuentran en el final de la vida. Para ella la muerte es un tema recurrente en su profesión, pero uno que ha sabido gestionar humanamente para brindar una mejor atención y calidad de vida a sus pacientes. 

Originaria de la Ciudad de México, María Dolores reside en Cascais, Portugal, desde hace cuatro años. Desde ahí nos platica en esta entrevista sobre su encomiable profesión y cómo llegó a trabajar en sus áreas de especialidad, donde cuenta con maestrías en Gerontología y Cuidados Paliativos.

Desde niña, María Dolores sabía que quería ser médico, aunque no sabía en qué área y la fisioterapia no era opción en ese tiempo. Pero un evento le cambió la vida años más tarde. Cuando tenía 17 años, su abuela tuvo un accidente cerebrovascular y pronto se percató del cuidado y el bienestar integral que una compasiva fisioterapeuta le brindó; su abuela estaba viva realmente gracias a la fisioterapia, “volvió a vivir”. Esa fisioterapeuta sin saberlo la inspiró enormemente a decidirse por estudiar esta área enfocada en la gente mayor y la hizo cambiar su manera de ver la salud:

“La salud debe ser más integral, pero desafortunadamente está muy enfocada al vives o mueres. De hecho, la muerte es vista como un fallo en la medicina, lo cual es un grave error. Si seguimos viendo a la muerte como un fallo, la salud seguirá viéndose como un estándar enfocado al bienestar físico y no al bienestar integral.”

Dedicándose entonces a la geriatría, María Dolores fue perfeccionando el apoyo al adulto mayor y desarrollando la relación con sus pacientes hacia los cuidados paliativos, aquellos que se otorgan a personas que sufren una condición incurable para darles una mejor calidad de vida ante la inexorable finitud.

“Nadie se muere dos veces, así que tengo que estar muy preparada, proveer el mejor cuidado y dar lo mejor de mí. Con mis pacientes me entrego al 100% tanto en mi acompañamiento como dándoles fisioterapia, y cuidando de sus familiares. Me vuelvo un puente importante de confianza, cuidando desde un aspecto integral.”

El cuidar a sus pacientes hasta el fin le ha dado también una perspectiva sobre la muerte como algo natural de la vida y con la que debemos hacer las paces.

“Me gustaría que las personas consiguieran ver que la muerte es parte de la vida, que sería buena idea aceptarla y con ello valorar el día a día. Si nunca muriéremos no tendríamos prisa por hacer cosas, no valoraríamos el hoy porque siempre habría un mañana, no tendríamos una motivación de hacer algo cuando el tiempo es infinito. El ser mortal le da más valor a la vida que tenemos ahora. Esta vida es la que única que cuenta y hay que aprovecharla haciendo lo que amas, siendo feliz y vivir con virtud.”

María Dolores recuerda las palabras que su padre le dijo alguna vez, “todos tenemos un propósito en la vida, ser feliz, y cuando ese propósito está hecho, te vas.” Con este pensamiento atiende a sus pacientes, reconociendo el privilegio de acompañarlos en ese momento tan importante en la vida de una persona: cuando se van.

Sobre arrepentimientos y la calma final

Al estar cerca de la muerte, es común que las personas miren al pasado y surjan sentimientos de arrepentimiento. María Dolores nos dice que algunos de sus pacientes se arrepienten de no haber vivido el día a día o no haber vivido la vida que ellos querían por ir acorde a ciertos cánones sociales. Hay otros que se arrepienten de no haber pasado más tiempo con sus seres queridos, pero sienten paz porque sus sacrificios laborales sirvieron para darle una mejor vida a su familia. 

En cuanto a la calma, lo que más desea una persona en la finitud es sentirse acompañada y escuchada. “Eso es una cosa que infelizmente se ha perdido en la sociedad. Vivimos en una sociedad más individualizada, más polarizada y más solos. Cuando tú simplemente estás ahí para el paciente, a veces sin hablar, pero dispuesta a escuchar sin juicio, sin caridad y respetando lo que les da paz, les das fortaleza.”

La Fisioterapia y la Salud Mental

Su experiencia en los cuidados paliativos también le ha dado herramientas para entender las pérdidas que no necesariamente están relacionadas con la muerte.

“Todos en algún momento perdemos algo, el trabajo, la pareja, la casa, etc., y hay personas que les cuesta mucho gestionar las pérdidas. Ahí también acompaño a través de mi base, que es el movimiento, la fisioterapia. Acompaño desde el entendimiento corporal para gestionar diferentes pérdidas, como la pérdida de la salud mental.”

Para evitar los prejuicios de la salud mental hay que educar sobre la virtud y la empatía, y dejar de etiquetar a la gente. Hay que entender que todos somos iguales y que todos podemos necesitar de ayuda para atender una situación de salud mental.

Cuando no está trabajando, María Dolores disfruta de ir al mar, compartir atardeceres y leer. Ella nos recomienda “El libro tibetano de la vida y la muerte” de Sogyal Rinpoche.

Como última reflexión, María Dolores nos dice: Si todos viviéramos con la conciencia de ayudar, de ver por el otro, y de entender que todos nos vamos a equivocar y que todos merecemos empatía y compasión, la humanidad sería mejor.

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