La importancia de la lucha por el sufragio femenino.

La importancia de la lucha por el sufragio femenino.

A lo largo de la historia las mujeres han tenido un papel relevante en los diferentes sucesos histórico-políticos de nuestro país y del mundo entero, sin embargo poco se ha hablado de ellas.

La participación de las mujeres por el derecho al voto en México tuvo sus inicios en el Congreso Constituyente, en el cual Hermila Galindo, con tan solo 20 años de edad subió a la tribuna el 12 de diciembre de 1916 y presentó la propuesta de otorgarle el voto a la mujer para tener derecho de participar en las elecciones para diputados.

En este contexto, se inscribe el primer Congreso Feminista. Los preparativos comenzaron en 1915 con la formación de un comité integrado por 7 mujeres. Los resultados de este Congreso fueron muy importantes para mejorar las condiciones de las mujeres, tales como: señalar la discriminación de la cual eran objeto, proponer su derecho a votar, ser votadas y formular leyes que garantizaran estas resoluciones.

Posteriormente, en 1931 se conforma el Congreso Nacional de Mujeres Obreras y Campesinas en el cual se plateaba la necesidad de que las mujeres intervinieran en los asuntos políticos y se escuchara su voz. Una de las principales organizadoras fue Paula Vela de Mallén. Posteriormente, surgió el Frente de Mujeres en el cual se manifestaron diversas posiciones políticas del movimiento social femenino. En 1937 el entonces presidente Lázaro Cárdenas envió una iniciativa para otorgar el derecho de votar a las mujeres, sin embargo, la Cámara de Diputados la rechazó. Gracias a las protestas de la Alianza Nacional Femenina y el Grupo de Leona Vicario se consiguió su aprobación en el año de 1946, aunque fuese sólo para votación de presidencias municipales.

Fue hasta el 7 de octubre de 1953 cuando apareció en el Diario Oficial de la Federación un decreto en el que se anunciaba que las mujeres tendrían derecho a votar y ser votadas para puestos de elección popular. Este decreto fue el producto de una larga lucha. “El derecho de voto para la mujer representa el complemento político necesario de la independencia económica de la mujer” (Zetkin, 1976, pág. 43).

La Primera Conferencia Mundial sobre la Mujer se llevó a cabo en la Ciudad de México en 1975, en ella se recordó a la comunidad internacional que la discriminación contra las mujeres seguía siendo un problema persistente en numerosos países; y aunque se exhortó a los gobiernos a desarrollar estrategias para promover la participación igualitaria de las mujeres, su participación política todavía no se identificaba como una prioridad.

Desde entonces, aunque ha habido un creciente interés por la representación política de las mujeres en las estructuras de toma de decisiones, no ha producido resultados inmediatos. Es por ello que no se puede dejar en el olvido estos acontecimientos a 69 años del reconocimiento del derecho al voto femenino.

Es menester, no perder del radar la constante búsqueda de nuevas políticas públicas que permitan fortalecer la igualdad entre hombres y mujeres, ya que como lo cita Rosa Luxemburgo: La educación y la inteligencia de la mujer se han hecho necesarios para el mecanismo económico. La típica mujer del «círculo familiar» patriarcal ya no responde a las necesidades de la industria y del comercio ni a las necesidades de la vida política.

Aún persisten numerosos obstáculos para que la participación de las mujeres en el ámbito político sea plena y en condiciones de igualdad. Para fortalecer la corresponsabilidad en las instituciones y empresas privadas que permitan erradicar la discriminación por género, los techos de cristal en partidos políticos que impiden el acceso a mujeres en puestos de poder, la violencia política de género, es necesario visibilizar el problema, aceptar que todavía falta mucho por hacer y que es un problema de la sociedad en su conjunto, así como explorar nuevas oportunidades para construir sociedades más justas, pacíficas e incluyentes.

Por eso, para el IME es fundamental seguir cuestionándonos, luchando y exigiendo el pleno goce de los derechos de las mujeres que permitirá consolidar democracias más sólidas e igualitarias.

 

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