por María Fernanda Cámara Pérez
Las organizaciones estudiantiles en las universidades buscan conformarse como grupos identitarios a través de los cuáles sus miembros encuentren una sólida red de apoyo entre pares.
El reconocimiento de características comunes suele ser el elemento que permite a muchos estudiantes desenvolverse a plenitud y sobresalir en sus áreas de interés. Se forman grupos por afinidad en muchos aspectos: de género, deportiva, cultural, religiosa, de pasatiempos y, por supuesto, por origen étnico o nacional.
En la Universidad Estatal de California en Fresno o Fresno State, su apelativo coloquial, durante los últimos cinco años el club estudiantil M.O.L.E. ha procurado motivar que todos sus miembros se sientan aceptados en el campus universitario, unidos por su origen común: son estudiantes oaxaqueños.
Movimiento of Oaxaqueño Leaders in Education –Movimiento de Líderes Oaxaqueños en la Educación o M.O.L.E.–, se conformó con el propósito de ayudar a los jóvenes provenientes de Oaxaca a hacer frente a los obstáculos que representa ser un estudiante de origen indígena y mostrarles vías que permitan abrir cada vez más puertas durante la etapa de su formación académica.
Jesús Jiménez Ortega, el actual presidente del club, reconoce que el término indígena suele ser utilizado de manera despectiva por muchas personas, y que este mal hábito “viene desde México”. Para hacer frente al racismo y los estereotipos en este sentido, su compromiso con el grupo ha sido mostrar a sus compañeros la riqueza cultural de su tierra y “enseñar a los jóvenes de Oaxaca que tienen mucho que ofrecer y se deben sentir orgullosos [de donde provienen]”.
Él mismo ha pasado por momentos en que otros lo menosprecian por su origen: “todos tenemos alguna anécdota de momentos en que sentimos discriminación”, advierte. Precisamente para contrarrestar esto, M.O.L.E. ofrece un espacio en que todos los estudiantes pueden sentirse bienvenidos, incluso aquellos que no son oaxaqueños, al tiempo que los invita a aprovechar los muchos recursos que la universidad pone a su disposición para tener un desarrollo integral como miembros de la comunidad.
Jesús llegó a Estados Unidos cuando era aún muy pequeño, junto con sus padres y un hermano mayor, provenientes del municipio de Ayoquezco de Aldama. Tiene dos hermanos menores, nacidos ya en California, y no considera que su familia sea particularmente apegada a sus tradiciones indígenas. Recuerda que la primera vez que pudo viajar a Oaxaca estaba en la secundaria y bastó esa visita para maravillarse de la cultura de su estado natal y comprometerse con aprender más de sus costumbres y tradiciones y compartirlas de regreso en Estados Unidos.
Como miembro de M.O.L.E., ha ayudado a crear un ambiente de aprendizaje conjunto en el que invita a sus compañeros a aceptar y comprender a los demás, lo que sin duda genera un espacio de confianza. El grupo brinda ese apoyo, al tiempo que se enorgullece de la diversidad y riqueza cultural de Oaxaca y constantemente promueve sus distintas expresiones artísticas: textiles, música, comida y otras artesanías.
Cuando le pregunté cuál suele ser su primera recomendación para un estudiante que recién llega a la universidad y se incorpora a M.O.L.E., dijo con entusiasmo: “Que el miedo no te desanime; no’más hay que aventarse y ver qué pasa.” Esa confianza que Jesús proyecta lo ha llevado a ser un gran líder y a contar con amplio reconocimiento entre los miembros de la comunidad universitaria, no sólo en M.O.L.E. En palabras del propio Jesús, “he aprendido a valorar quién soy y de dónde vengo” y busca poner muy en alto el nombre de Oaxaca en todo momento.
Si quieres integrarte o saber más acerca de M.O.L.E puedes ponerte en contacto a través de su página en Fabebook: @molefresnostate