“Gestión Emocional, Pensamiento Positivo y Autocuidado Personal en el Servicio Consular”

“Gestión Emocional, Pensamiento Positivo y Autocuidado Personal en el Servicio Consular”

Para quienes colaboran en una Ventanilla de Salud en los consulados de México o para quienes trabajan en una empresa, organización o escuela dando un servicio de alta calidad en situaciones emocionalmente sensibles con empatía y profesionalismo, es necesario poner en marcha una gestión adecuada para que tu salud o tu calidad de vida no sea afectada y puedas seguir apoyando a tu comunidad.

Tu servicio, más allá de la denominación oficial que tiene, es la compañía y guía a un Ser Humano que se encuentra en circunstancias desventajosas, crisis emocionales, con la mente turbada y caótica, sintiendo que no tiene la capacidad de tomar decisiones.

RECUÉRDALO: Eres un Ser Humano sirviendo a otro Ser Humano.

Empecemos por la gestión de tus emociones, mi recomendación es que en este momento te detengas, respires profundo 3 veces y sientas internamente tu cuerpo, sólo te llevará un minuto. Aprender a reconocer tu propia emoción es fundamental para potenciar tu empatía.

Cuando atiendas a personas emocionalmente inestables o estés bajo gran estrés, empieza por identificar que estás sintiendo, detén el pensamiento automático y analiza las circunstancias, toma perspectiva racional por encima de las circunstancias visibles y observa el panorama completo, decidiendo así, cuál es la mejor forma de abordar cada situación, evitando el mayor daño posible y procurando el máximo bienestar para todos los involucrados, INCLUIDO TU.

Te sugiero las siguientes técnicas de autorregulación emocional:

Aceptación, acepta la situación que estés enfrentado, por muy dolorosa que sea, deja de luchar contra las circunstancias, en su lugar “ENRRÁIZATE”; apoya de forma consciente las plantas de los pies en la tierra, endereza tu espalda, levanta la mirada y respira, di para ti mismo, “gracias, porque yo sé que puedo enfrentar esto”.

Si estás atendiendo a alguien y la “situación” mueve tus emociones, sé empático, pero comprende que cada persona tiene su propio proceso de vida y debe aprender a sobreponerse a las circunstancias, tú le puedes apoyar, pero él será quien tenga que vivirlo, aunque le duela.

Flexibilidad cognitiva: Considera varias alternativas de solución, incluso sobre la marcha permítete modificar tus acciones o decidir de acuerdo con la evolución del caso y considerando el mayor bienestar o menor daño de los involucrados.

Control de impulsos: Actúa de manera reflexiva, “siente en tu estómago”, cuál es el primer impulso, qué es lo que deseas hacer ante una circunstancia emocionalmente fuerte, recuerda que las emociones son reacciones inconscientes e instantáneas que provocan alteraciones físicas, que si no las controlas te hacen actuar prácticamente en automático, por ello desarrolla el hábito de estar presente, sintiendo corporalmente y conectando con tu mente racional, para actuar de la mejor manera. Siente, piensa y DECIDE.

Recárgarte de energía: La gestión de emociones requiere energía. Por la mañana quizá te sea más fácil, pero después de una jornada de trabajo o atender situaciones complejas, es muy probable que te sientas irritable, cansado con mayor dificultad para empatizar e incluso con niebla mental, así que realiza actividades agradables, satisfactorias y afirmativas, que sean para ti una fuente de renovación emocional.

Técnica Master: Confunde a tu mente; Cuando ya sea un hábito en ti, sentir tus emociones, podrás identificar el hormigueo en tu cuerpo, el calor en tu cara, la contracción de tu estómago, el deseo de huir o atacar o simplemente sentirte paralizado, con la mente en blanco, así que en cuanto empieces a sentir esas emociones en tu cuerpo, “CONECTA RÁPIDAMENTE” con tu mente racional y haz que tu proceso de pensamiento haga cambiar de forma consciente tu emoción, por medio de palabras o frases empoderantes que evoquen una emoción diferente.

Te doy algunos ejemplos que puedes decir en voz alta preferentemente o sólo pensarlas a manera de decretos personales:

  • Sé cómo resolver esto.
  • Yo soy capaz.
  • Confío en mí.
  • Amo ayudar a los demás.
  • Soy un profesional en esto.
  • YO SOY SUFICIENTE.

Aplicando las técnicas anteriores sentirás una verdadera mejoría en la gestión de tus emociones, pero vayamos un paso más adelante y aprende a reprogramar tus patrones mentales de forma positiva, esto es crucial porque la mayoría de las personas están programadas para pensar de manera negativa, siempre esperando lo peor o sintiéndose amenazadas por las circunstancias.

Por ejemplo, el victimismo, es un patrón mental donde la persona se percibe indefensa, incapaz de poder enfrentar una situación.

Tienen 3 aspectos fundamentales:

¿Cómo te ves a ti mismo?

¿Cómo ves a las otras personas?

¿Cómo ves al mundo en genera?

La intención es replantear la manera cómo estás acostumbrado a verte a ti mismo, estableciendo de forma consciente patrones de pensamiento positivos que aumenten tu autoestima y te hagan sentir tranquilidad y empatía. Para ello te sugiero observar tus pensamientos catastróficos, cuándo o en qué entornos eres más propenso a esperar lo peor, de esta forma será fácil DETENERTE y cambiarlos por otros que te haga sentir mayor bienestar, te automotiven, y generen confianza para actuar asertivamente.

Te comparto los patrones de pensamiento negativos más comunes y opciones de reemplazo positivo, tú puedes identificar otros patrones en ti y cambiarlos con este mismo método:

  1. Desvalorizarte constantemente.

Pensando: “No puedo, no soy capaz”

Pensamiento positivo: “Sé que puedo hacerlo, lo voy a lograr, tengo la capacidad, cada día tengo más experiencia, si surgen dudas preguntaré…

  1. Preocuparte porque algo pueda terminar mal.

Pensando: “Y si falló, y si se burlan de mí, y si hago quedar mal a mi jefe, y si no sale como yo pienso”

Pensamiento positivo: “Todo terminará adecuadamente, confío en que estoy haciendo mi mejor esfuerzo, si no sale como espero estoy aprendiendo cómo hacerlo mejor la próxima vez, mi mente y mi corazón son mi mejor guía…

  1. Compararte con los demás, Pensando: “No soy suficiente, los demás son mejores que yo, no lo hice tan bien como los otros, yo no tengo logros, el bienestar de los demás está antes que el mío”

Pensamiento positivo: “Sé lo valioso que soy, cada quien tiene dones, habilidades y destrezas diferentes, soy más que suficiente, los retos que tengo son para hacerme crecer, reconozco todo lo que he logrado, cada día soy mejor.

  1. Quejarte

Pensando: “No tengo dinero, tengo un mal trabajo, estoy solo, los demás tienen cosas mejores, el mundo es injusto conmigo”.

Pensamiento positivo: “Agradecer enfocándote en lo que tienes, celebrando tus logros, ya sean grandes o pequeño, reconociendo “todo” lo que la vida te ha dado y transformando los retos en aprendizajes de vida.

  1. Ser negativo

Pensando: “Seguro todo saldrá mal,  no les caigo bien a las personas, me quieren hacer daño, los jóvenes de ahora son un desastre, el pasado fue mejor”

Pensamiento positivo: Antes de iniciar tus actividades diarias, pon la intención de que todo saldrá muy bien, pon música alegre, canta, baila,  mírate al espejo y hazte 3 halagos, saluda de forma efusiva, sonriendo y mirando a los ojos a tu interlocutor, piensa que eres parte de ese grupo de personas que trabajan para mejorar el mundo y servir a los demás”.

Recuerda que cuidar de ti, es tu absoluta responsabilidad y descuidar tus aspectos físicos, mentales, sociales, espirituales y emocionales trae consecuencias muy negativas principalmente en el desarrollo de enfermedades, relaciones interpersonales disfuncionales, disminución del rendimiento laboral e insatisfacción interna.

Así que te recomiendo observar si alguna de las siguientes frases forma parte de tu discurso diario: “Yo siempre en el corre y corre”, “No me alcanza el tiempo para nada”, “Aquí como loco siempre”, “nadie me entiende”, etc.

Quizá has normalizado vivir bajo estrés, ignorando, “aguantando” sus síntomas, como el sobrepeso, colitis, gastritis, dolor de cabeza, estreñimiento, presión arterial alta, entre otros, que sin darte cuenta disminuyen tu calidad de vida y te llevan al agotamiento.

Te comparto las siguientes recomendaciones finales que son claves en tu autocuidado y te ayudarán a armonizar todas las áreas de tu vida

  • CAMBIO DE PERSPECTIVA. No solo blanco o negro.
  • ACTO DE CONCIENCIA PERSONAL. Mínimo una vez a la semana.
  • TIEMPO FUERA. Aprende a amar el tiempo contigo mismo.
  • ACTIVIDAD FÍSICA, mínimo 3 veces a la semana.
  • ALIMENTACIÓN
  • SUEÑO REPARADOR.
  • CONVIVENCIA AMOROSA CON TUS SERES QUERIDOS.
  • Ten clara la ESCALA DE PRIORIDADES en tu vida.
  • TOMA DECISIONES.

Recuerda que al tener pensamientos positivos, cuidando de tu mente, cuerpo y alma, podrás dar un servicio de excelencia, tener relaciones interpersonales profundas y satisfactorias, amar sanamente a los demás, disfrutando tu vida y amando tu persona.

Por: Gaude Olivo, psicóloga y mentora de mujeres en sanación interior y relaciones familiares.

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