Eliminar la violencia contra las mujeres

Eliminar la violencia contra las mujeres

Cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer como parte del compromiso en su erradicación por la vía de avanzar en la equidad de género.

Este punto es trascendente porque la brecha de oportunidades y derechos que todavía existe entre hombres y mujeres es la principal causa que provoca la violencia de género. A 26 años de la Conferencia de Beijin que proclamó el Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer con un primer Plan de Acción Mundial, la transformación de las reglas sociales, especialmente en los países más atrasados en materia de desarrollo, ha sido un sinuoso y complicado camino.

La Asamblea General de la ONU efectuada en diciembre de 1999 definió la violencia contra la mujer así: “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada”.

Durante las últimas décadas, México ha realizado avances legislativos que lo colocan como uno de los países vanguardistas en el reconocimiento de derechos civiles y derechos de género. Por ejemplo, el ingreso al servicio exterior y la conformación de la cámara de diputados, son paritarios entre hombres y mujeres. No obstante, la violencia contra las mujeres sigue siendo un cáncer difícil de extirpar en la sociedad mexicana.

El Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) reporta en sus informes que los resabios de la cultura machista siguen siendo un obstáculo sistémico que pesa como plomo en el desarrollo de las mujeres mexicanas, debido a que la carga de trabajo doméstico y el de cuidados personales recae sobre las mujeres como resultado de prácticas de discriminación muy arraigadas.

Las mujeres mexicanas invierten el 41.9% de su tiempo en actividades
domésticas, lo cual contrasta con el 15.3% del sexo masculino.

Lastimosamente, las desigualdades y la discriminación contra las mujeres son problemas agudos en comunidades pobres y vulnerables como las indígenas, en las cuales los niveles educativos de sus miembros son de los más rezagados en el país. En esas comunidades las mujeres dedican a las labores domésticas no remuneradas un porcentaje de tiempo más alto que el promedio nacional.

Al inicio de la pandemia del COVID-19, en México sólo 6 de cada 10 hogares contaba con internet. El mayor rezago se da por supuesto en las comunidades indígenas donde el diferencial de oportunidades en la era digital impacta más negativamente a las mujeres.

La carga del trabajo doméstico que debería ser compartida con el hombre, impide en muchos casos que las mujeres prosperen en sus puestos de trabajo, que accedan a puestos importantes o incluso que no les quede tiempo para encontrar un trabajo remunerado. Este problema cultural de tinte machista permite que se perpetúe un factor de discriminación, por lo que ya no debería tolerarse en las sociedades modernas.

La Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre la Seguridad Pública 2019 muestra que en los espacios públicos mexicanos, las mujeres se sienten mucho más vulnerables que los hombres.

Mientras el 60.4% de las mujeres encuestadas declararon que dejaron de llevar dinero en efectivo, el porcentaje en los hombres fue sólo de 47.3%. Otra actividad que las mujeres dejaron de hacer en espacios públicos fue salir a caminar, 43.0% de mujeres dejaron de hacerlo frente al 31.35 de los hombres. Lo mismo ocurre en el uso de taxis, el 38.1% de las mujeres dejaron de usarlos por miedo, frente al 30.7% de los hombres.

Podríamos afirmar que la tendencia nacional en México muestra en números duros que con sus altibajos, la violencia contra la mujer ha tenido una tendencia a la reducción.

Entre 2000 y 2016 por ejemplo, la violencia contra las mujeres casadas en edades a partir de los 15 años se redujo en los hogares urbanos de 48% a 32.5%; la emocional pasó de 38.4% al 27.6%; la física del 9.3% al 8.3%; y la sexual cayó del 7.8% al 2.3%.

No obstante, en 2021 se han disparado las violaciones sexuales y la violencia doméstica, lo cual refleja que el encierro y la pandemia han afectado desigualmente a las mujeres. De enero a septiembre el incremento de violaciones respecto al año 2020 fue del 28.7%, lo cual es una clara muestra de que estamos muy lejos de eliminar las diversas formas de discriminación y violencia contra las mujeres, no sólo en México, sino en la gran mayoría de los países del planeta.

La conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, debería ser también un recordatorio de la deuda que nuestras sociedades siguen teniendo con las mujeres, especialmente en los sectores más pobres y vulnerables.

Y ese recordatorio debe servir para transformar de una vez por todas, las reglas sociales que siguen permitiendo la discriminación y la falta de oportunidades para las mujeres. Extirpar ese cáncer, debería ser una de las mayores prioridades de la humanidad.

Por Juan Carlos Mendoza Sánchez

Cónsul General de México en Laredo, Texas.

@jcmendoza2011

@ConsulMexLar

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