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Oscar Handlin, hijo de inmigrantes e historiador norteamericano, es reconocido por haber afirmado en su libro “El desarraigado” de 1951 que “… los inmigrantes son la historia de los Estados Unidos”.
Los aludidos inmigrantes eran principalmente europeos. En aquellos tiempos, la migración de mexicanos a los Estados Unidos era legal, pero su estancia acotada y temporal. De ahí que su papel en la gesta migratoria norteamericana fuera prácticamente ignorado.
Hoy en día, el corredor migratorio México-Estados Unidos es el más importante en el mundo. Durante 2020 alcanzó casi once millones de personas lo que representa el 4 por ciento de la población migrante a nivel global. No sólo el flujo migratorio de mexicanos es enorme, sino también su saldo. En la actualidad cerca de 40 millones de personas de origen mexicano de distintas generaciones residen en los Estados Unidos.[1]
La migración es compleja por sus altos niveles, sus riesgos y sus efectos secundarios no deseados. También es multidimensional porque comprende los más diversos fenómenos migratorios, ya sea emigración/inmigración, tránsito y posible regreso.
Este artículo identifica distintas perspectivas de la migración. Un migrante, o sea la persona que cambia su país de residencia, por salir de su lugar de origen, es considerado un emigrante desde la perspectiva del país de salida. Desde el punto de vista del país de llegada, esa misma persona es un inmigrante y si carece de documentación legal puede ser expulsado a México, con o sin orden judicial. El primero se conoce como migrante de retorno y el segundo como removido. Finalmente, el migrante voluntario es el que regresa al país de manera voluntaria, sin ayuda de una autoridad migratoria. En consecuencia, el migrante de regreso podría ser voluntario o involuntario, es decir de retorno o removido.
Las causas de regreso de migrantes mexicanos son fundamentalmente económicas y abarcan desde una crisis económica o financiera, hasta mayores restricciones en la política migratoria estadounidense, el uso de tecnología más avanzada, o el deseo de una reunificación familiar, entre otros factores.
Un importante flujo de migración de mexicanos a los Estados Unidos ocurrió en la década de los ochenta y, en menor medida, en la de los noventa del siglo pasado debido a las crisis mexicanas de la deuda externa de 1982 y la financiera de 1994-1995.
Debe destacarse que el endurecimiento de la política migratoria estadounidense en los últimos 30 años y los efectos de la crisis financiera global de 2008-2009 provocó que, entre 2005 y 2014, la migración neta a los Estados Unidos fuera negativa, es decir que el número de migrantes mexicanos que retornaban a nuestro país fuera mayor a los que emigraban. Esta situación dio lugar a un auge en la “migración de vuelta”.[2] Es probable que el dinamismo de la demanda agregada de la economía norteamericana, luego del cese del confinamiento por el Covid-19 más el aumento de la demanda laboral por el envejecimiento poblacional estadounidense haya cambiado el signo de la migración neta de mexicanos hacía el vecino del norte.
El regreso de migrantes, voluntarios e involuntarios, presenta un desafío en términos de integración económica y financiera. En función de su edad, preparación profesional, necesidades y situación financiera, convendría a los migrantes recibir algún tipo de orientación para tomar sus decisiones.
El Banco de México en su carácter de autoridad financiera presenta un breve análisis de la situación económica actual del país y algunas recomendaciones de educación financiera para ese grupo poblacional, a partir de una radiografía de su perfil.
Los migrantes más susceptibles al regreso son tanto los nacidos en nuestro país, sin documentación que acredite su estancia en el extranjero, como los que tienen lazos más estrechos con su familia de origen. La comunidad de mexicanos residentes que nació en nuestro país, considerada como de primera generación, alcanzó 12 millones de personas en 2022.[3] Es presumible que una buena proporción de este grupo generacional mantiene un vínculo estrecho con nuestro país. Poco más de 4 millones permanecen en una situación irregular, aunque la gran mayoría, al menos, ha residido por más de un año en el extranjero. Es de esperarse que tanto los migrantes mexicanos de retorno como los removidos sean de primera generación debido a que cualquier descendiente de un migrante indocumentado ya no puede ser deportado de los Estados Unidos.
De acuerdo con información del gobierno estadounidense, los migrantes de retorno y removidos muestran una tendencia a la baja desde hace una década, aunque equivale a un regreso forzado de más de 2 millones mexicanos entre 2013 y 2022.[4] Según estimaciones de la Unidad de Política Migratoria de la SEGOB, la migración voluntaria resultó en 142 mil personas en promedio entre 2014 a 2018.[5]
De acuerdo al Anuario de Migración y Remesas de México, ocho de cada diez migrantes de primera generación están en edad de trabajar y uno de cada tres migrantes terminó su bachillerato, lo que implica que hay un gran potencial de mano de obra para México.
En el plano económico, Estados Unidos y México están altamente integrados, pero el nivel de bienestar es mucho mayor en el primero. El PIB per cápita mexicano apenas representa un tercio del estadounidense, es decir la cantidad de dinero generada que le correspondería a un norteamericano si se repartiera a todos sus ciudadanos por igual sería tres veces mayor que para un mexicano.
Si bien en los últimos tres años, la economía mexicana ha crecido por arriba de su promedio histórico, su perspectiva en el futuro cercano es moderada. Actualmente hay signos de debilitamiento en sus grandes sectores: agricultura, industria y servicios. Al interior de la industria, inclusive las manufacturas han retrocedido. No obstante, el consumo mantuvo su tendencia al alza y el mercado laboral continúa mostrando fortaleza.
A pesar de que la inflación en México ha disminuido en los últimos meses, desde hace tres años se ha mantenido por encima del 3 por ciento anual. Este es el nivel considerado por el Banco Central como aquél en el que nuestro dinero mantiene su valor en el tiempo. Para alcanzar su meta de inflación, el Banco de México aumentó su tasa de interés entre 2021 y 2023 y luego la disminuyó marginalmente en marzo de 2024.
El migrante de regreso, independientemente de su condición financiera, se enfrentará a la escasez, ya que dispone de recursos limitados frente a necesidades y deseos ilimitados. En cada decisión debe definir si tiene una necesidad o un deseo, qué es lo que está sacrificando, averiguar cuáles son los pros y los contras, así como conocer su ingreso disponible y los usos que le puede dar en términos de ahorro, pagos y deudas.
Las dificultades para generar ingresos constituyen un gran desafío para el migrante de regreso. Sin embargo, hoy en día, el estado del mercado laboral es fuerte, lo que representa una oportunidad para contratarse, como lo evidencian los niveles históricamente bajos de la desocupación.
A su regreso a México, el migrante estará inmerso en un escenario económico con una perspectiva de crecimiento positivo moderada, bajo desempleo, inflación arriba de la meta de Banco de México y, temporalmente, altas tasas de interés.
De ahí que el migrante deba informarse sobre los productos financieros en México, sus requisitos y sus trámites. El comparador de servicios financieros de Banco de México le orientará sobre las diferentes opciones disponibles de crédito, mientras que la herramienta del Ganancia Anual Total (GAT) le ofrecerá información sobre productos de ahorro e inversión de las instituciones financieras.
Es indispensable que el migrante se fije como disciplina un presupuesto y metas de ahorro, administre adecuadamente su deuda y evite fraudes financieros, así como conocer los instrumentos de apoyo público a los que puede recurrir.
[1] Anuario de migración y remesas México (2022). Secretaría de Gobernación de México, a través del Consejo Nacional de Población, Fundación BBVA México y BBVA Research.
[2] Cálculos propios con base a información del Pew Research Center.
[3] Anuario de migración y remesas México, idem.
[4] Cálculos propios con base a información del U.S. Department of Homeland Security.
[5] Graciela Martínez y Mónica Martínez (2019). Estimaciones de la migración mexicana de retorno y la necesidad de políticas y programas para su atención. Centro de Estudios Migratorios de la Unidad de Política Migratoria Unidad de Política Migratoria, Registro e Identidad de Personas, de la Secretaría de Gobernación