Desde los tiempos de la antigua Grecia, cuna del deporte de excelencia, se reconocía que éste promueve valores como la solidaridad, el compañerismo, la disciplina, la socialización y el trabajo en equipo.
Nuestras culturas prehispánicas, también tenían al deporte como parte esencial de su vida, acá incluso era parte elemental de algunos ritos religiosos.
Hoy en día nadie duda de los beneficios de la actividad física y el deporte como parte central de la ecuación de salud integral del individuo, es decir, física, mental y social.
Cuando México decidió atender a los miles de ciudadanos mexicanos que viven fuera del territorio nacional, se conocía muy poco del tema por lo que al inicio fue, prácticamente, un ejercicio de ensayo y error.
Los ejemplos de países que lo hacían, a fines del siglo XX, como Israel o Francia, no aportaban mucho, pues no tenían nada en común con la situación de un país como el nuestro, cuya población migrante se concentra en un altísimo porcentaje (95%) en un mismo destino.
Estados Unidos de América, país grande y complejo por su enorme diversidad es el obvio destino de elección ya que nos unen la geografía y la historia.
La diáspora era y es muy diversa. Estaban los que habitaban allá desde antes de la pérdida de más del 50% de nuestro territorio durante la guerra de independencia del Estado de Texas que concluyó en 1848, los que llegaron a lo largo de la primera parte del siglo XX, algunos huyendo de la Revolución Mexicana. Ellos se reunían alrededor de las parroquias promoviendo la creación de escuelas en español y comités de beneficencia.
Se analizó la dinámica de las migraciones de México hacia EUA y el primer paso era establecer un vínculo con la comunidad mexicana que llegaba todos los días. Tenían temor de acercarse a cualquier autoridad mexicana porque desconocían su función, algunos de ellos, la mayoría recién llegados, pensaban que si se acercaban serían deportados o entregados a las autoridades migratorias… otros, incluso confundían al consulado con la “migra”.
Sin embargo, de manera espontánea, se reunían para jugar futbol soccer en los parques y áreas libres y poco a poco empezaron a organizarse en ligas deportivas y asociaciones por lugar de origen como mecanismos de cohesión y protección para la comunidad.
Así, a mediados del siglo pasado, surgieron los clubes deportivos y las asociaciones de oriundos que día a día cobraron mayor importancia.
Finalmente, con las grandes migraciones a partir de los años 90s, tanto las ligas y los clubes de diferentes disciplinas deportivas así como las organizaciones por lugar de origen aparecieron por decenas en todo EUA.
Al iniciar los trabajos de atención a la diáspora, ya existían en Estados Unidos cerca de 30,000 equipos de futbol soccer.
Y eso era justamente lo que se necesitaba para detectar a los líderes naturales de la comunidad, puesto que ya ambos tipos de estructuras son medios propicios para que destaquen los individuos capaces de unir y guiar a varias personas.
Lo más sencillo era acercarse a los equipos de deportistas que se reunían a jugar todos los domingos (el único día libre que tenían) llevando a sus familias completas a convivir. Las mujeres se organizaban para llevar la comida, los niños tenían la oportunidad de jugar al aire libre en los parques de las diferentes poblaciones donde vivían, todo en un ambiente de camaradería.
Fue así que se logró la posibilidad de abordar a la comunidad para conseguir dos objetivos importantes:
- Generar la confianza de esos colectivos para poder brindarles atención.
- Sobretodo reforzar los lazos sociales de las familias, fortalecer sus raíces, sentirse vinculados aun en la lejanía con su país, sentirse orgullosos de ser mexicanos, en pocas palabras: El deporte nos dio la oportunidad de crear comunidad.
En todos los consulados de México en Estados Unidos encontrarás muchas actividades deportivas para ti y tu familia a través de las Ventanillas de Salud.
Te invitamos a participar.