Los códices eran herramientas que los antiguos pueblos mesoamericanos utilizaban para preservar y transmitir sus conocimientos, tradiciones y saberes.
El Códice de Mendoza o Códice Mendocino, recibe su nombre de Antonio de Mendoza, primer virrey de México que mandó a hacer este documento con la finalidad de que el rey Carlos V conociera a través de este tipo de elaboraciones la historia y organización social de los mexicas.
Está conformado por 71 páginas: una lista de tlatoanis, un registro de los pueblos sometidos y una narración sobre la vida cotidiana de los mexicas.
La copia se realizó en 1542 con la ayuda de los tlamatinime (sabios indígenas), quienes hicieron una explicación del contenido, la cual fue traducida y trascrita al español en hojas previas y sucesoras.
Este documento, que es considerado por diversos estudiosos como uno de los más completos códices mesoamericanos, actualmente se encuentra en la Biblioteca Bodleiana de Oxford, en Reino Unido, recinto que lo alberga desde 1659.
Puedes consultarlo de manera digital, a través de la plataforma del Instituto Nacional de Antropología e Historia.