Jonathan Chait, Cónsul General de México en Miami
Hace 20 años tuve el honor de ingresar al Servicio Exterior Mexicano (SEM), y al igual que el resto de mis colegas, iniciaba una carrera con el anhelo de desarrollarme profesionalmente como diplomático trabajando para mi país. Si bien en materia profesional todo indicaba que me encontraba en circunstancias iguales que el resto de mis compañeros, en la realidad, no era del todo de esa manera.
A diferencia de otras profesiones, para los miembros del Servicio Exterior Mexicano la parte personal se circunscribe al ámbito profesional. Las familias generalmente se trasladan juntas, los cónyuges e hijos se ven en la necesidad de adecuarse a estos cambios. Esto requiere, como mínimo, garantizar jurídicamente el bienestar de todos los mencionados. Para las parejas de los miembros de la población LGBTQ+, en el mejor de los casos existía “la facilidad” de otorgar una visa de apoyo doméstico para las parejas de los funcionarios de este grupo. Si bien, en ese contexto había el “ánimo” de apoyar, era una situación de desigualdad, además de dejar a los solicitantes en un estado de total vulnerabilidad y nulo reconocimiento institucional.
La situación anterior dio lugar a que un grupo de diplomáticos de la población LGBTQ, quienes, a través de la Ley de Convivencia de 2006, que otorga ciertos derechos a este colectivo, se movilizó internamente, a fin de buscar una situación de igualdad y sobre todo protección que beneficiara a su entorno familiar como profesional y acabar con prácticas discriminatorias. Es importante reconocer que fueron ellos, con el apoyo de personas aliadas a la causa, quienes incluso, ante un contexto adverso abrieron brecha para varios que les seguimos.
El año 2009 fue un parteaguas para los derechos de la población LGBTQ+ en México. La aprobación del matrimonio igualitario por parte de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, promovida por el entonces Jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard Casaubón, hoy Secretario de Relaciones Exteriores, abrió los espacios para un verdadero cambio jurídico en materia de derechos en favor de este sector de la población. A partir de este suceso, no sin una reiterada oposición institucional y social¹, devinieron cambios normativos que impulsarían un transformación real en favor de los derechos humanos del colectivo LGBTQ+², lo que a la par, trajo consigo un impacto positivo al interior de la Cancillería.
A la luz de los sucesos mencionados, bien vale la pena recapitular sobre lo que se ha avanzado con respecto a los derechos LGBTQ+ al interior de la SRE y en beneficio de nuestras comunidades de esta población en el exterior.
En 2011, conforme a derecho, celebramos la expedición de los primeros pasaportes diplomáticos a los cónyuges y parejas de las personas LGBTQ+ del SEM. Para aquellos que fuimos trasladados a México con parejas de otras nacionalidades, como fue mi caso, también conforme a derecho, obtuvieron la visa por reunificación familiar, y por consiguiente la residencia temporal con posibilidad a obtenerla de manera permanente, e incluso transitar a la ciudadanía. Esto no sólo representa una cuestión de derecho y seguridad, sino también la posibilidad de que nuestras parejas y familias tengan una forma digna y abierta de identificarse que, a la vez, les permita desarrollarse personalmente de manera independiente en donde tenga lugar el traslado.
Hoy, en todas las representaciones de México en el mundo, registramos a hijos e hijas de matrimonios homoparentales y lesbomaternales; llevamos a cabo uniones civiles entre personas del mismo sexo y extendemos pasaportes acordes a una nueva identidad sexogenérica. Lo anterior es el resultado de la transformación jurídica que México ha realizado y dispuesto para llevarla al exterior. Un compromiso institucional con el ejercicio de los derechos humanos y el pleno acceso a servicios consulares y de protección para todas las personas, independientemente de su orientación sexual y expresión de género.
Esto es reflejo de una política exterior coherente. No podría ser de otra manera, dado que la Cancillería es la garante de dar seguimiento al cumplimiento de las obligaciones internacionales en materia de derechos humanos del Estado mexicano. No podría ser de otra manera tampoco, hacia el interior de sus filas o hacia la población LGBTQ de las comunidades mexicanas que residen fuera de nuestras fronteras.
Hoy día para la SRE una de sus prioridades es la seguridad personal y la integración familiar de tod@s l@s diplomátic@s mexican@s, incluyendo a quienes se identifican como LGBTQ+. Es decir, propiciar un piso parejo para tod@s, que nadie se quede atrás y atender primero a los más vulnerables, al interior, como en el exterior. Esto es un reconocimiento indispensable de los derechos universales y un factor fundamental para alcanzar la igualdad y prevenir prácticas discriminatorias independientemente de nuestra orientación sexual.
Alineados en ese sentido de congruencia, declarar a las representaciones en el exterior como Zonas Seguras, va más allá de un llamado a la tolerancia. Son acciones concretas para erradicar cualquier expresión o conducta discriminatoria por orientación sexual o expresión de género. Con estas políticas, las representaciones de México en el exterior han dado un paso adelante, no sólo en términos de imagen, sino en la integración de temas interseccionales.
En este contexto, y muestra de la participación institucional, a través de las directrices de la Dirección General de Protección a los Mexicanos en el Exterior (DGPME) y el Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME) se han fomentado los acuerdos y el trabajo con instituciones locales y regionales alrededor del mundo, que permiten dar voz a quienes por años fueron invisibles.
Haber tenido la oportunidad de vivir este proceso que, a la vez, me ha permitido desarrollarme de manera plena tanto a nivel profesional como personal, me lleva a las siguientes reflexiones:
- Las políticas de inclusión no son solamente un tema de tolerancia y respeto, sino también una invitación a beneficiarse de la diversidad, de ideas innovadoras y más aún, un reflejo fiel de nuestra sociedad. Estos son agregados valiosos para generar un cambio de fondo que va más allá de los líderes y las personas.
- Los avances logrados en favor de servidores públicos en la Cancillería y la población LGBTQ en el exterior no hubieran sido posibles sin la incondicional participación de funcionari@s y diplomátic@s quienes, además de aliados, han mostrado un compromiso institucional y personal en hacer patente la inclusión y la promoción de la diversidad conforme a derecho.
- Sin duda la SRE va a la vanguardia en la promoción e implementación de políticas públicas en beneficio de la población LGBTQ+. Quién diría, por ejemplo, que la Cancillería estaría participando institucionalmente con un contingente en la “Marcha del Orgullo Gay” en la Ciudad de México. No obstante, aún queda mucho por hacer. Continuemos siendo el ejemplo y agentes de cambio para muchos que aún no cuentan con estos apoyos institucionales.
- Sigamos trabajando con organizaciones pro derechos LGBTQ+ en nuestras circunscripciones. Hacernos presentes y generar conciencia permite que otros también puedan vivir libremente su orientación sexual y expresión de género.
- Tomemos en cuenta que fue un pequeño grupo de colegas del colectivo LGBTQ+ quienes abrieron el diálogo ante situaciones discriminatorias e injustas. Por ello, a quienes les hemos seguido, nos corresponde mantener y fomentar acciones favorables para esta población.
Como persona y diplomático mexicano gay y servidor público comprometido con la igualdad y valores que visibilicen las contribuciones y capacidades de la población LGBTIQ+, 20 años después puedo expresar que me enorgullece ser parte de una institución que trabaja y se ocupa de la defensa de los derechos humanos y la implementación de políticas de inclusión para tod@s.
Solo resta decir, no demos las cosas por hecho, sigamos promoviendo e impulsando todo aquello que nos permita desarrollarnos con plenitud y se privilegie, sobre todas las cosas, el derecho a ser, la promoción de la diversidad y el respeto entre personas e instituciones. #OrgulloDiplomaciaMX #OrgulloSEM
[1] En enero de 2010, La Procuraduría General de la República (PGR) interpuso una demanda ante la SCJN contra las reformas aprobadas por la ALDF argumentando que la ley atenta contra el principio de “protección a la familia” y interés superior del niño.
[2] En el 2010 la Suprema Corte de Justicia de la Nación, resuelve que todas las entidades federativas están obligadas a reconocer la validez de los matrimonios homosexuales celebrados en el D.F. Posteriormente, en el 2015 declara inconstitucionales los códigos civiles de los estados donde el matrimonio es entendido como la unión entre un hombre y una mujer.
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