“Como migrante mi preparación física como boxeador incluye realizar trabajos manuales demandantes, como limpiar nieve en el Parlamento”
Canadá es el segundo país con mayor concentración de la diáspora mexicana, se estima que aproximadamente 126 mil mexicanas y mexicanos llaman a esta nación del Norte su casa. La composición de la población mexicana en Canadá es diversa, pero se caracteriza por su energía y dinamismo; destacando su aporte a la economía, cultura y sociedad canadiense, haciendo siempre patente el orgullo de sus raíces.
Día con día la Embajada y la red de 5 consulados mexicanos recibe a nuestros connacionales para atender algún trámite, registrando historias que van dejando huella y que tejen el perfil de la migración a este país. Así fue como conocimos la historia de Luis Eduardo “Pollito” Cruz Muñoz, un destacado púgil originario de Guadalajara, Jalisco y radicado en Ottawa.
El Pollito visitó la Sección Consular de la Embajada en la capital nacional de Canadá para obtener su pasaporte, ya que había extraviado su documento de identidad. Al entrevistarlo nos contó que es boxeador profesional y que radica en Canadá desde 2019, año en que se presentó en una función de box en la ciudad de Niagara Falls, Ontario; un 28 de junio, para ser exactos, apunta con precisión, noche de victoria que recuerda con todo detalle, pues se le abrieron las puertas para migrar y continuar con sus sueños de alcanzar el éxito profesional.
“Duelen más los golpes que me ha dado la vida que los que me dan en el cuadrilátero”
Su carrera inició a muy temprana edad, “a los 12 años me subí a un ring y me gustó”. Dice que el boxeo le ha permitido mantenerse activo y alejado de los vicios. Asegura que no ha sido fácil, pues a pesar de tener el apoyo de su familia tuvo que superar muchos obstáculos, incluso aceptar el rechazo de quienes aseguraban que por su tamaño y físico no era apto para el boxeo, pero nunca se rindió, “estoy convencido de que hay que pelear por los sueños sin descanso y sin importar que le digan a uno que no”.
Peleó por 5 años como amateur, donde destacan 3 años como seleccionado de Jalisco y 1 como seleccionado nacional, alcanzando la medalla de plata en la categoría de los 48 KGS en juegos centroamericanos. Asegura que los golpes que le ha dado la vida le duelen más que los que le dan en el cuadrilátero, “los golpes en la pelea no me hacen llorar, me dan energía y me gusta la adrenalina que producen en mí, lo otros me han hecho llorar”.
Su apodo de “Pollito” le vino de sus amigos quienes bromeaban por su complexión y la pintura de cabello que se aplicaba antes de cada combate: “me decían que me parecía a los pollitos que venden en los mercados”.
Conversador nato y de gran carisma, se define como una persona “alegre y amante de la música norteña”, nos presume que le dedicaron un corrido en el que se da cuenta de su trayectoria y en la que se destacan sus hazañas y pasiones.
Nos cuenta que de México extraña todo, particularmente la familia: “es muy duro estar tan lejos de la familia, de mi papá Eduardo, mi Mamá Sonia y mi hermana Janet, que están en Guadalajara, pero les hablo seguido y estoy aquí luchando por ellos”. La comida también le genera nostalgia, en especial los tacos al pastor y las tortas ahogadas son de las cosas que más extraña de la rica gastronomía nacional; “cada que como algo parecido me trae nostalgia, por eso siempre ando en busca de unos buenos tacos”.
“Quiero ganar el campeonato de Canadá para poner en lo más alto el nombre de México”
A pesar de ser un boxeador profesional, y tener un estilo de boxeo ortodoxo, su preparación para cada pelea es muy peculiar, ya que gran parte de su acondicionamiento físico lo logra realizando trabajos manuales pesados, “en invierno limpio nieve en el Parlamento” indica que “es un trabajo muy demandante, pero me sirve para mantener la fuerza”, por lo que sólo puede dedicar 1 a 2 horas al entrenamiento técnico en el gimnasio.
Asegura que como migrante la vida es más difícil y ser boxeador profesional requiere mucho esfuerzo para poder mantener el nivel, pero primero para subsistir, de ahí que tenga que realizar múltiples trabajos sin descuidar su “gancho al hígado” su golpe favorito para derribar rivales.
Siempre agradecido, reconoce todo el apoyo que le brinda equipo técnico, así como a su promotor que es también su empleador, todos de origen mexicano.
Al recibir su nuevo pasaporte, nos comentó emocionado que se prepara para su siguiente combate, a realizarse el próximo 26 de junio en Columbia Británica; “es una pelea muy importante que hemos estado esperando, pue es por el título de campeón de Canadá.
Aprovechamos para desearle mucho éxito y recordarle que la Embajada era su casa -y las de toda la comunidad mexicana-. Agradeció el apoyo, señalando que sin pasaporte no podía viajar a cumplir con el compromiso boxístico y nos dijo que dedicaba la pelea a las mexicanas y los mexicanos en Canadá, “Quiero ganar el campeonato de Canadá para poner en lo más alto el nombre de México.
La historia de Eduardo es una historia llena de orgullo, que inspira y se suma a las cientos de historias de nuestra comunidad migrante en Canadá, que triunfa y es reconocida como un motor importante de este país, en la cultura, la ciencia, las artes. Con el Pollito se fortalece la diplomacia deportiva, al presentar un nuevo rostro de los migrantes mexicanos, que, aunque lejos, en medio de la nieve y los largos inviernos canadienses, guardan conexión con el calor de México, a través de la familia, las tradiciones, la gastronomía y el deporte.