Por Araceli Martinez-Rose
Red Global de mexicanos-Capítulo Alemania
La diversidad culinaria es una de las grandes tradiciones de México y la elaboración del Pan de Muerto ocupa un pedestal de honor.
La riqueza cultural de cada uno de los estados que conforman la nación, se fortalece en la multiculturalidad de los grupos étnicos que han rescatado antiguas tradiciones, haciéndolas presentes en la vida del México de hoy, dentro y fuera del país.
La elaboración del Pan de Muerto, para los altares es sin duda es una de las mas apreciadas en nuestra gastronomía y célebres para los mexicanos en el extranjero.
Estados como Oaxaca, tiene al menos nueve estilos distintos para elaborar el tradicional pan de muerto, siempre de manera artesanal, pero en todo el país podría haber hasta 750 variaciones de este.
El pan antropomorfo, adornado de la misma masa con brazos a los lados o cruzados, puede ser redondo, ovalado, individual, familiar; se le llama Pan de Muerto, para hacer referencia a los panes colocados en las ofrendas en honor ceremonial a los difuntos en los típicos altares. Este manjar es depositado para honrar, recordar y alimentar a los seres queridos que cruzan el Dia de Muertos según la creencia y para regalarse a los padrinos según la tradición en algunos estados o bien, para degustarse en familia entre el primero y el dos de noviembre.
En la ciudad de Fráncfort Alemania, Cleagh Sinclair de Arnolds de 31 años de edad, nacida en Cuernavaca, hija de madre mexicana y padre británico es propietaria de una panadería de elaboración de panes mexicanos, que en esta temporada de noviembre se ve desbordada en pedidos de su pan de muerto.
“Mi mamá es amante del pan dulce mexicano y yo también. De mi niñez recuerdo que nos gustaban unos panes llamados tornillos y ambas, esperábamos afuera de la panadería a la hora y el único día que los horneaban para comerlos recién hechos, calientitos. Estudiaba una maestría en Barcelona, pero me trasladé a Alemania junto a mi esposo, moría por comer pan de muerto, pero no encontré ninguno que me gustara. Aprendí una receta en youtube, lo hice de manera casera y me salió bien, luego lo intenté de nuevo y lo ofrecí en Facebook y lo vendí a muchos clientes mexicanos que lo compartieron con amistades y así se corrió la voz”-recuerda Cleagh.
La nostalgia de los compatriotas por celebrar las tradiciones de la mesa mexicana, dieron paso a que naciera la panadería ‘Apapancho’ que significa apapachar con pan.
“Muchas personas más querían pedirme que les hiciera el pan, pero en Alemania no puedes hacer un negocio de esta naturaleza, sin tener el título de ‘Maestro Panadero’ además debes de tener los permisos oficiales, eso es muy penado de no cumplirse. Logré una excepción a los tres años obligatorios de estudio, ya que les dije que, aunque estudiara todo ese tiempo, Alemania no me ensenaría a hacer el mejor pan mexicano. Me permitieron entonces estudiar de manera independiente pero condicionada a realizar dos exámenes uno teórico y otro práctico en alemán”-explica la propietaria de Apapancho.
El entusiasmo de Cleagh por conquistar el permiso para emprender su panadería mexicana en Alemania, era motivado por su amor al pan mexicano desde su niñez así que las dificultades burocráticas alemanas no la vencieron en su sueño.
“Me inscribí en cursos de panadería en línea porque eran fuera del Alemania, durante dos años estudié, me compré libros, leí mucho para presentar el examen teórico que fue bastante complejo pues además abarcaba preguntas de repostería que yo no había estudiado y los tecnicismos los sabía en español y en inglés, pero no en alemán, así que no pase la prueba; no me di por vencida, estudié de nuevo, aprendí las técnicas que no sabía y obtuve mi título oficial que acredita y autoriza mi negocio. El examen práctico fue muy difícil también, me dieron seis horas para hacer diez muestras de seis panes mexicanos distintos como garibaldis, cuernitos, hojaldras, conchitas, pan de muerto, ojos de buey entre otros más. Cual fue mi sorpresa que pase con la calificación de 1.2 y hasta los maestros panaderos jueces de mi prueba, me pidieron quedarse con las conchas y ojos de buey, para enseñárselos a sus alumnos al día siguiente y estudiar la panadería mexicana”-relata Cleagh.
Los mexicanos dentro del país y en el extranjero, consulados, embajadas y hogares preparan sus altares con papel picado, calaveritas, pan de muerto, flores de cempasúchil, velas, copal y colocan las fotografías de sus difuntos, también bebidas y accesorios queridos por ellos, para recordarlos.
La relación entre pan y la muerte se remonta al Antiguo Egipto, donde se preparaban ofrendas mortuorias de pan elaborado con trigo; el origen del pan de muerto mexicano se remonta a la época prehispánica con raíces en los sacrificios humanos, luego con la llegada de los españoles se sugirió la elaboración del pan cubierto con azúcar roja simbolizando la ofrenda de corazones y sustituir el pan de amaranto y sangre de sacrificios, como ocurría en tiempos precolombinos.
“Lo que más me gusta de mi trabajo haciendo el Pan de Muerto, es traer un pedazo de México a mis clientes, hacerlos felices y hacerlos sentir en casa”- señala con mucho orgullo Cleagh, que ahora es madre de familia de un bebe de un año y empresaria.
Pan de Muerto mexicano, es una receta del mestizaje, uno de los símbolos del mestizaje hispano- indígena, que pasó de ser un ritual ancestral a pan dulce que une a los mexicanos en la tradición del ‘Día de Muertos’ alrededor del mundo, un pan que sin duda es la joya de la celebración.