Por Cristhian Gutiérrez Huerta
IG: cgmech
Mi nombre es Cristhian Gutiérrez Huerta y tengo veintiocho años. Soy estudiante de medicina en Medical College of Wisconsin en Milwaukee, Wisconsin. Mis padres son de Tijuana, Baja California, y yo nací y crecí en San Diego, California.
Mis padres llegaron a Estados Unidos con escasa educación, poco dinero y casi sin conocidos. Sin embargo, tenían una visión de alcanzar una vida mejor. Ellos me enseñaron a esforzarme en mis estudios y a trabajar duro. A pesar de nuestras circunstancias financieras y de no hablar inglés, ellos me animaron a alcanzar cualquier meta y sueño que yo tuviera. ¡Estoy muy agradecido y orgulloso de que ellos sean mis fans # 1!
En Estados Unidos la población latina está creciendo más rápidamente que cualquier otro grupo étnico, y la mayoría de este segmento es de raíces mexicanas. Desafortunadamente, únicamente 6% de los médicos en este país son de origen latino, y sólo una minoría de ese grupo habla español. Esto se traduce en un acceso limitado al cuidado de la salud de las y los hispanohablantes, discrepancias en el tratamiento de pacientes y falta de autoconocimiento del estado de salud de este sector social. Además, las y los latinos tienen desafíos específicos que pueden contribuir al deterioro de su salud, como falta de estatus migratorio, diferencias culturales, carencia de seguro médico, salarios bajos y desconfianza y/o temor de ir al doctor.
Mientras estudiaba la licenciatura de matemáticas y biología en la Universidad de California, Merced, trabajé en el Departamento de Emergencias de Madera, California. En una ocasión, una señora de 40 años de edad ingresó por un dolor abdominal. Durante la examinación, se comprobó que no era un dolor común; la señora lucía tímida, pálida y débil. No estaba embarazada, sino que tenía un tumor del tamaño de una pelota de futbol. Durante años había sufrido de este dolor, y pese a que tenía inflamado el estómago, no había acudido a un doctor por temor al diagnóstico. Tenía el pensamiento erróneo de que si no sabía lo que era, no la podría dañar. Su creencia era infundada y la metástasis ya estaba desarrollada. A pesar de todo, se mostró contenta de que pudimos hablar con ella en español, y se le explicó su diagnóstico en un lenguaje que ella pudo entender. Se sentía conectada y sabía que nuestras intenciones eran buenas.
Estoy seguro de que si más pacientes se sienten seguros y cómodos con sus doctores, las personas desatendidas pueden acceder a servicios para cuidados de salud oportunos y de buena calidad, que se enfoque en la prevención y el bienestar de las familias latinas. No estoy solo en este desafío; estoy muy orgulloso de pertenecer a la Asociación de Estudiantes Latinos de Medicina (LMSA, por sus siglas en inglés), desde donde estamos luchando para hacer de la medicina un beneficio al alcance de las y los migrantes latinos, así como de las personas más vulnerables en Estados Unidos
Christian participó en el Programa de Inmersión Cultural y Voluntariado 2023 en el estado de Jalisco.