Los jóvenes migrantes enfrentan una serie de desafíos y oportunidades, que son únicas en su proceso de adaptación a un nuevo entorno. Estos desafíos pueden incluir desde barreras lingüísticas y culturales, hasta discriminación, dificultades para acceder a servicios básicos como educación y atención médica, y lo más difícil: la separación de sus redes de apoyo y familias.
Quienes deciden migrar solos, son los más vulnerables y necesitan de protección adicional.
Pero para las y los jóvenes migrantes también existe un horizonte de oportunidades sobre todo de tipo de opciones educativas y laborales, lo que a la larga, puede mejorar su calidad de vida.
No son un grupo homogéneo. Sus experiencias y necesidades varían según la edad, género, nivel educativo, estatus migratorio y otros factores, pero la experiencia de vivir en un contexto de migración siempre fomenta la resiliencia, la adaptabilidad y la apertura cultural.
Desde el IME siempre insistimos en que los países receptores y las comunidades locales implementen políticas y programas que apoyen la integración de las juventudes migrantes. Esto implica brindar acceso a la educación, servicios de salud, oportunidades de empleo, vivienda adecuada y apoyo psicosocial. Desde el IME apoyamos sus derechos y luchamos contra cualquier forma de discriminación o xenofobia que puedan enfrentar en su camino.
La participación activa de las nuevas generaciones de migrantes en la toma de decisiones que afecten sus vidas también es esencial. El instituto incentiva la creación de espacios para que nuestras juventudes en contexto de migración compartan sus experiencias, ideas y perspectivas, y apoya la generación de oportunidades para involucrarse en actividades comunitarias y en la sociedad en general.
Un ejemplo de acciones que nos enorgullecen es el Programa de Inmersión Cultural y Voluntariado (PICV), una iniciativa que tiene como objetivo la vinculación con jóvenes migrantes o con hijos de migrantes, que se encuentren cursando estudios de educación superior en Estados Unidos y Canadá.
Queremos que vengan a México, que tengan una experiencia de reencuentro con sus raíces, con la cultura, tradiciones y la gastronomía, que recorran el país más allá de los destinos turísticos tradicionales.
Nos interesa que tengan la oportunidad de conocer los retos y desafíos de la nación mexicana en la actualidad, interactuando con actores políticos, culturales, funcionarios de gobiernos federales, estatales y municipales, estudiantes, y académicos, entre otros.
Este verano recibimos a 70 chicas y chicos procedentes de 30 ciudades de EE.UU y Canadá, quienes durante tres semanas estuvieron en la Ciudad de México y siete Estados de la República. Con orgullo decimos que cada año esta experiencia se vigoriza más. Los jóvenes parten a sus lugares de residencia sintiéndose embajadores de México y muchos hacen del compromiso de trabajar con sus comunidades en la construcción de la nación mexicana más allá de las fronteras geográficas.
Cada experiencia de este tipo suma, sin importar si los jóvenes que la protagonizan son de aquí o de allá.