Cultura sexista discriminatoria hacia la mujer

Cultura sexista discriminatoria hacia la mujer

Juan Carlos Mendoza Sánchez
Cónsul General de México en Laredo, Texas.
@consulmexlaredo
@jcmendoza2011

Producto del desarrollo tecnológico, durante las últimas décadas la humanidad ha experimentado grandes transformaciones en su modo de vida. Para comunicarnos, primero pasamos de las cartas postales al correo electrónico, después a la comunicación instantánea con imágenes en vivo. Las redes sociales abrieron las puertas para que cualquier persona pueda expresar libremente sus ideas y socializarlas, pero desafortunadamente lo que poco ha cambiado es el uso del lenguaje sexista que es una de las causas de discriminación hacia la mujer.

El lenguaje incluyente no es un atentado contra el uso correcto de la gramática como algunos puristas afirman. El uso del lenguaje incluyente es relevante porque es una manera de dar visibilidad a la mujer; una forma en que se le saca de las sombras en que ha vivido por generaciones. Al usar lenguaje incluyente se reconoce a la mujer con la misma importancia que tradicionalmente se le ha dado al hombre. La visibilidad de la mujer es un paso hacia la igualdad de género.  

Nuestro lenguaje es anacrónico; fue construido en sociedades donde el hombre era considerado la cabeza de la familia, es decir, venimos de sociedades patriarcales en las cuales el hombre era la referencia de todas las cosas y por ende la mujer ocupaba un lugar secundario en la familia y en la sociedad, al grado de que incluso no podía asistir a las universidades y lo que es peor, ni siquiera tenía derecho a votar. En México la Constitución se reformó en 1953 con el presidente Ruiz Cortines para que las mujeres pudieran votar por vez primera en las elecciones federales de 1955.

En el lenguaje sexista, a la mujer se le etiqueta como la parte débil de la familia, que es la célula de nuestra sociedad. Nuestro cine por ejemplo está plagado de películas en las cuales la mujer es la madre abnegada, la sentimental, la que su responsabilidad es el cuidado de los hijos y la ejecución de los quehaceres del hogar, trabajo que tiene un valor pero que no es remunerado, ni siquiera reconocido por la concepción patriarcal de la familia y de la sociedad en que fuimos educados.  Esa cultura sexista que niega la existencia de la mujer como igual ante el hombre, es una cultura discriminatoria que en buena medida ha sido causante de la violencia contra la mujer.

El 3 de septiembre de 1981 entró en vigor la “Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer”. En su artículo 2, inciso f), los Estados parte se comprometieron a: “Adoptar todas las medidas adecuadas, incluso de carácter legislativo, para modificar o derogar leyes, reglamentos, usos y prácticas que constituyan discriminación contra la mujer.” A 41 años de distancia, ha habido avances importantes, pero la supervivencia de la cultura sexista que tiene en el lenguaje no inclusivo, a su mejor aliado, sigue siendo una de las principales causas de la discriminación y la violencia contra las mujeres.

Este 25 de noviembre, fecha en que anualmente se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, es necesario reflexionar sobre las causas estructurales que siguen permitiendo la discriminación y la violencia contra las mujeres en nuestras sociedades, para que se corrija el camino. Si la discriminación y la violencia contra las mujeres inician con un lenguaje sexista propio de una sociedad patriarcal, ahí es donde se debe dar la batalla para transitar a un lenguaje inclusivo que le dé visibilidad a la mujer y que desbroce el camino hacia la igualdad de género.

Las sociedades patriarcales nos heredaron una cultura y un lenguaje sexistas que ya no caben en el mundo de nuestros días. Ese lenguaje es parte de una cultura de subordinación en la cual la mujer se concebía como una pieza de ornamento, relegada a funciones de ama de casa sin posibilidades de un desarrollo profesional que le permitiera alcanzar una vida exitosa a partir de su inteligencia y su talento.

Al conmemorar eventos que han marcado la lucha de la mujer por la igualdad de género en una sociedad patriarcal, honremos esa lucha reconociéndoles sus capacidades y la importancia de sus contribuciones en todos los ámbitos de la vida social, económica, política, cultural y familiar.

¡Que nunca más las mujeres sean invisibles cuando utilicemos el lenguaje!