En estos últimos años, al trabajar de cerca con la comunidad mexicana en el exterior, he podido constatar el gran valor que las y los mexicanos confieren a la educación de sus hijos e hijas. Reconozco y felicito a quienes trabajan arduamente para asegurar que sus hijas e hijos tengan acceso a oportunidades educativas que quizás no estaban disponibles para ellos mismos. Muy destacable todo lo que hacen, además de mantener vínculos estrechos con México a través de la educación, las tradiciones y costumbres. Es un todo.
Al acceder a oportunidades educativas en diferentes partes del mundo, las personas mexicanas encuentran la llave para desbloquear su potencial y alcanzar sus sueños. Estamos conscientes de que para los cerca de 40 millones de personas que viven fuera de nuestro país la educación es un poderoso motor de empoderamiento que trasciende fronteras y culturas.
Desde el IME apoyamos todos los esfuerzos. Nuestras iniciativas han rendido frutos porque hemos caminado con pasos firmes y hoy les digo que vamos por más, poniendo todo el empeño para que el modelo de atención educativa dirigido a las comunidades mexicanas sea integral y aborde las necesidades únicas de los migrantes y sus familias, promueva los servicios educativos con equidad, inclusión y preservando tanto su cultura como el orgullo de sus habilidades.
Invertir en la educación de la diáspora mexicana también es un gran paso para empoderar a sus integrantes, para lograr que se conviertan en líderes, innovadores y agentes de cambio en sus comunidades de origen y adoptivas. Además, al fortalecer su identidad cultural y su conexión con México, fortalecemos un sentido de pertenencia que trasciende fronteras geográficas.
La educación de la diáspora mexicana no solo es una cuestión de justicia social, sino también una inversión estratégica en el capital humano y el desarrollo económico de México. Al proporcionarles las herramientas y oportunidades necesarias para crecer, estamos cultivando un flujo constante de talento y conocimiento que nos enriquece a todos y todas.
He sido testigo de historias de éxito de mexicanas y mexicanos en el exterior, en las que la educación no sólo los transforma como individuos, sino que también impulsa el progreso y la prosperidad de México en el escenario internacional.
Todos son testimonios del poder transformador de la educación para romper barreras y abrir puertas hacia un futuro más prometedor, inclusivo y equitativo.
Por eso en nuestros Consulados a través de Ventanillas Comunitarias promovemos una educación sólida, desde la educación para la salud, hasta la financiera, la cívica y la bilingüe e intercultural. Todas contribuyen a que las y los mexicanos en el exterior se adapten más fácilmente a sus nuevos entornos y aprovechen las oportunidades que se les presentan en los países de destino.
Desde el IME seguiremos trabajando para que existan cada vez más ofertas educativas en todos los niveles para nuestros connacionales que viven en el exterior o que se encuentran en situación de retorno al país.