EL IME IMPULSA EL EMPODERAMIENTO DE LA JUVENTUD DE ORIGEN MEXICANO MEDIANTE INMERSION CULTURAL Y VOLUNTARIADO DE VERANO EN MÉXICO
El desarrollo armónico de la juventud de origen mexicano es una meta del IME que requiere poner en marcha enfoques innovadores tanto en México, como más allá de las frontera, donde habitan las nuevas generaciones que, sumadas a 11 millones de migrantes que nacieron en el país, superan las 30 millones de personas y son parte integral del posicionamiento del país en el mundo.
En el verano de 2019, el IME lanzó, de la mano de un conjunto de aliados institucionales en México y Estados Unidos, la primera convocatoria para el Programa de Inmersión Cultural y Voluntariado (PICV), orientado a jóvenes en universidades y colegios comunitarios para viajar a México y tener una estancia de familiarización con la lengua, historia y tradicionales del país, así como para conocer de cerca a las comunidades locales en Ciudad de México, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Oaxaca y Yucatán.
La respuesta de jóvenes en universidades estadounidenses al PICV verano 2019 da cuenta del enorme interés de las nuevas generaciones respecto de sus raíces familiares y culturales. En el lapso de cuatro semanas, se recibieron candidaturas procedentes de 9 de los 10 campuses de la Universidad de California y 22 de los 23 planteles del sistema de California State, así como de un gran número de Colegios Comunitarios e instituciones privadas. En los ensayos que redactaron los 147 participantes del PICV verano 2019 se evidencian historias de vida de quienes en la vasta mayoría de los casos han sido los primeros en sus familias en asistir a la educación superior hasta llegar al doctorado en Harvard o Stanford, a programas de excelencia en Berkeley o MIT, e inclusive a movilidad universitaria que abrió la puerta a que se sumaran estudiantes de Carolina del Norte, Colorado, Illinois y Texas.
A pesar de tratarse de una convocatoria lanzada por vez primera, el amor por México entre las nuevas generaciones les llevó en muchos casos a declinar pasantías y trabajos de verano ya previstos, posponer semestres avanzados, recalendarizar prácticas e intercambios internacionales para integrarse al PICV, lo cual representó para el IME y las instituciones aliadas el mejor aliciente para instrumentar un programa de trabajo que estuviera a la altura de las expectativas.
En la esfera de la Inmersión Cultural, las actividades incluyeron visitas al Palacio Nacional, al Museo de Sitio del Templo Mayor, el Palacio de Bellas Artes, el Zócalo, los canales de Xochimilco, el Museo Nacional de Antropología y diversas sedes culturales de la UNAM y el Gobierno de la Ciudad de México, donde recibieron pláticas de parte de especialistas de la propia casa universitaria, del Instituto Nacional de Antropología e Historia y del Instituto Mora.
En los estados, los grupos en que se dividió al contingente del PICV verano 2019 pudieron conocer destinos arqueológicos de primera importancia como Teotihuacán, Tula, Chichén Itzá, Monte Albán y los Guachimontones en Jalisco, además de visitar los museos más relevantes de cada región.
La interacción más cercana con el patrimonio ecológico y la biodiversidad se materializó en las zonas de cenotes de Yucatán, de la sierra de Oaxaca, de los lagos de Pátzcuaro y Chapala, y la Huasteca Hidalguense. Entre otros sitios, se realizaron visitas a los santuarios de flamingos en Celestún, los vestigios volcánicos del Paricutín, las zonas boscosas de Mazamitla y las cañadas oaxaqueñas en Concepción Pápalo.
Ante la marcada inclinación entre participantes del PICV verano 2019 por conocer de cerca las manifestaciones culturales de los pueblos originarios, desde el primer día se llevaron a cabo conferencias especializadas y conciertos con instrumentos tradicionales, y cada grupo pudo convivir con poblaciones indígenas como Santa Ana Zegache en Oaxaca, Poncitlán en Jalisco, Actopan en Hidalgo, las islas purépechas de Pacanda y Yunuén en Michoacán, y los municipios de población maya de Muna, Peto y Oxkutzcab en Yucatán.
El voluntariado es una buena práctica del ámbito de la cooperación internacional y se basa en dos principios: todas las personas pueden aportar algo y la mejor contribución es la que ayuda para hacer una diferencia. Por ello, en el PICV verano 2019 las actividades de voluntariado se concentraron en la educación y en el desarrollo sustentable. En varias entidades, se impartieron clases de inglés y conversación a grupos de hasta 100 estudiantes, mientras que en cada uno de los estados se realizaron jornadas de limpieza y reforestación.
Cabe subrayar que en Muna, Peto y Oxkutzcab las autoridades locales expresaron especial reconocimiento a la labor voluntaria, mientras que en Pacanda y Yunuén las actividades de saneamiento y remozado de los espacios públicos dejaron una huella propia. En Hidalgo, el trabajo realizado con las universidades tecnológicas llevó al diseño de seis proyectos sectoriales, ambientales y sociales.
En la evaluación del PICV verano 2019 figuran testimonios tanto de los esfuerzos colectivos, como de las aspiraciones personales. Así, una estudiante de primer semestre en El Camino Community College pudo realizar su meta de trabajar con la Secretaría de los Pueblos Indígenas y Afromexicano en Oaxaca, mientras que los antropólogos en ciernes tuvieron la experiencia de recabar testimonio oral a un descendiente del último príncipe maya. En esas experiencias se construyen importantes vínculos que llevaron, por ejemplo, a una estudiante de la Universidad de California en Riverside a desarrollar investigación aplicada en prevención de violencia de género y a una participante proveniente del Área de la Bahía a colaborar en la formación del Nodo en Michoacán de la Red Global Mx que conecta a mexicanos altamente calificados en el exterior con instituciones en el país.
El involucramiento iniciado mediante el voluntariado dio lugar en Michoacán a un episodio de filantropía que enaltece a las jóvenes que lograron hacer una colecta rápida en California para que el día en que concluyeron las clases a los niños purépechas le obsequiaran a cada uno un par de zapatos en prenda del interés de las nuevas generaciones por apoyar a sus regiones de origen.
A modo de conclusión, es procedente mencionar que el mejor testimonio del empoderamiento de la juventud mediante inmersión cultural y voluntariado de verano en México se encuentran en los escritos como el que hizo llegar el más joven de los participantes, de apenas 18 años de edad y en el semestre inicial de Butte Community College en el norte de California: “Empecé a escribir esta carta en inglés pero luego dije, no, si queremos ir a México que nos cueste nuestro trabajo y por eso les escribo en español y me perdonan la gramática. Mi interés de querer ir a México es porque me siento parte de la sociedad. Siempre había buscado oportunidad de hacer internship en México y conectar con mi país de origen y veo en este programa la ocasión para hacerlo”.