Por Mtra. Bernardette de Lourdes Montiel Pimentel
“Los mexicanos nacemos donde nos da la gana”, frase que inmortalizó Chavela Vargas, cantante costarricense que se identificaba con la nacionalidad mexicana, resume el sentir de algunos de los estudiantes que conocimos durante esta experiencia de intercambio como maestros binacionales.
Nuestro arribo a Estados Unidos fue hace cinco semanas, para así comenzar la experiencia por la que nos preparamos desde meses atrás. Cargamos nuestras maletas llenas de México: materiales, dulces, juguetes, Tenangos, hilos y agujas que nos ayudarían a lograr nuestro propósito de compartir con los niños hijos de padres mexicanos que radican en Estados Unidos, parte de la cultura de la que ellos forman parte.
Cinco docentes representamos a los maestros de México en el estado de Florida, y que, dadas las circunstancias, terminamos conformando un equipo que más allá de lo laboral, ha creado lazos semejantes a los familiares.
Durante las actividades realizadas en el campamento, cada día ha resultado ser un reto que ha puesto en marcha nuestras habilidades docentes para adaptar las actividades que nos planteamos en un inicio, a las condiciones que presentan nuestro entorno. Nos encontramos con niños que tienen habilidades que les han permitido desarrollarse en un mundo bicultural: por un lado, algunos de ellos han encarnado parte de una cultura mexicana que sus padres han logrado transmitir en ellos; y por otro, han adoptado parte la cultura en la que se desenvuelven cada día.
Dadas estas condiciones, como todo sujeto social, algunos de ellos han logrado adaptarse naturalmente a sus nuevos maestros, otros, de manera tímida han despertado interés por seguir aprendiendo sobre la cultura que sus padres o abuelos alguna vez les han contado.
Entonar el Himno Nacional en ñah ñuh como les ha enseñado el profe Esteban, cantar “La abejita” como les enseñó Miss Yaki; jugar al “lobo” o peinarse con trenzas como les enseñó su Miss Cecy, cantar en casa “¡ay, ay, ay, ay! canta y no llores…” como lo hacen con el profe Quirino o jugar en sus tiempos libres “María de la paz” como les enseñó Miss Lulú, han sido el legado más valioso que el equipo PROBEM de este verano de 2023 pudo haber dejado en sus estudiantes.
Si algún aprendizaje de nuestra estancia de seis semanas logra trascender las fronteras de los muros de la escuela en la que estamos realizando el campamento, reconociéndose orgullosamente como mexicanos, estaremos del otro lado.