Por Hilda Dávila, Coordinadora Nacional de las Ventanillas de Salud
@hildaenmexico
Hablar de las dos caras de opioides se traduce en la necesidad no atendida del uso de su uso para el manejo del dolor y la epidemia de un consumo indiscriminado de la heroína y los opioides sintéticos que ha conducido a un abuso de sustancias y a la muerte.
El lunes 26 de junio es el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas y se publicó el Reporte Mundial de Drogas 2023 que contiene cifras actualizadas. Dicho reporte indica los retos a enfrentar ante una creciente epidemia en el uso de opioides.
Existen dos retos para la salud pública. Por un lado, el alivio al dolor es un derecho humano pues sin duda el dolor es una de las más temidas complicaciones en pacientes con cáncer y enfermedades crónicas. Es una fuente de sufrimiento no sólo para el paciente sino para su familia. Por lo anterior, se deben de contar con medicinas para aliviarlo. Por otro lado, la epidemia de opioides relacionada con la producción ilícita ha llevado a su máximo el número de sobredosis con una aceleración, tanto en Estados Unidos como Canadá, durante la pandemia de COVID-19.
En el marco multilateral se ha impuesto un enfoque de salud pública que busca reducir el consumo de drogas y las muertes asociadas. Tanto UNGASS 2016 (Sesión especial de Naciones Unidas sobre Drogas) como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (objetivo 3.5) tienen un abordaje centrado en la salud pública con intervenciones para la reducción de daños con énfasis en la prevención, tratamiento y cuidado y no en la criminalización de la persona que usa drogas.
El contexto actual es muy preocupante. De acuerdo al Reporte Mundial de Drogas 2023 el número de personas que consumen drogas ha crecido de 240 millones en 2011 a 296 millones de personas en 2021, de las cuales 39.5 millones tiene problemas con su consumo lo que implica un incremento del 45% en 10 años. Las drogas más utilizadas son cannabis, anfetaminas, cocaína, éxtasis y opioides.
Si bien el consumo es global, Estados Unidos se ve especialmente afectado. Cerca de medio millón de personas perdieron la vida entre 1999 y 2019, cifra mayor al número de muertos durante la Segunda Guerra Mundial.
Los opioides son responsables de 186 muertes diarias en 2020. Una vida se pierde cada 8 minutos. En el 2021, más de 70,000 muertes ocurrieron por sobredosis en las que estuvo involucrado el fentanilo.
Además, este problema afecta de manera diferenciada a distintas poblaciones como son mujeres, jóvenes, adultos mayores y migrantes.
Las mujeres representan el 30% de las muertes por opioides, ellas enfrentan mayores barreras para la atención por el estigma y las consecuencias sociales y legales como perder la custodia de sus hijos.
Los jóvenes tienen un cerebro en desarrollo y el uso de drogas tiene efectos negativos que conducen a una mayor dependencia. Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) en 2017 los opioides fueron responsables de 47,600 muertes en personas menores de 25 años.
Asimismo, los adultos mayores por el entorno de aislamiento y soledad aunado a enfermedades crónica tienen muertes por sobre dosis por opioides.
La población migrante constituye un enorme reto ante la falta de acceso a servicios y tratamiento. La continuidad en el cuidado a su salud y el temor al estigma limita la búsqueda de atención a su salud. Ello sumado a los determinantes sociales de falta de vivienda, lejanía de los servicios, transporte y trabajos mal pagados conducen a situaciones de vulnerabilidad extrema y al abuso de sustancias.
La pandemia por COVID-19 aumentó la prevalencia de trastornos mentales de ansiedad y depresión que condujeron a un mayor uso de sustancias.
En este contexto, el viernes 30 de junio, el Consulado General de México en Chicago llevó a cabo el Foro “Estrategias de Prevención y Tratamiento de Adicciones a los Opioides: Consumo de Fentanilo entre la Comunidad Hispana en Illinois”.
Hubo una amplia participación de distintos profesionales pertenecientes a centros especializados en la prevención y el combate a las adicciones. Se contó con la participación de organismos gubernamentales tales como el Departamento de Salud de Illinois y la Oficina de Abuso de Sustancias del Departamento de Salud Pública de Chicago que abordaron las políticas y las estrategias de salud pública con las cuales se ha procurado mitigar el consumo de opioides e informar sobre los recursos disponibles para quienes necesiten de un proceso de rehabilitación.
Debe destacarse que también se contó con testimonios civiles, así como con organizaciones comunitarias dedicadas a brindar atención directa al tratamiento de adicciones. El foro también se diseñó para contar con la participación de organizaciones en las cuales laboran los promotores de salud de la región para que ellos a su vez repliquen la información con la comunidad.
Durante el foro se resaltó la importancia de incluir las perspectivas de personas que han atravesado alguna adicción para procurar que los programas de salud, el cuidado médico y el diseño de las políticas públicas sean sensibles a sus necesidades. Además de servir como espacio informativo, el evento ayudó a fortalecer las relaciones entre las distintas organizaciones de la región que se dedican a tratar con el fenómeno de los opioides.
Sin duda este foro al brindar una visión integral sobre el consumo de opioides, particularmente de fentanilo en la región y contribuye a alinear esfuerzos en la misma dirección que atiende la prevención mediante intervenciones basadas en la escuela, la familia y la comunidad.
Si necesitas ayuda o necesitas más información, acércate a tu consulado más cercano