El 15 de mayo se celebra en México el día del maestro y por ello éste número queremos dedicarlo a esas personas que dedican su vida a compartir sus conocimientos, a enseñar a todo aquél que desee escucharles.
Sería una falta de respeto de mi parte hablar de una decisión tan noble como lo es enseñar a otro, sin hablar de mis grandes maestros, a quienes les vivo profundamente agradecido y a quienes mencionare en éste breve escrito.
A lo largo de la vida todos los seres humanos tenemos que enfrentar situaciones donde aplicar lo aprendido. Dentro de los primeros grandes logros como seres humanos podríamos mencionar el caminar, el control de esfínteres y desde muy temprana edad aprendemos que todo es un trabajo en equipo, impulsado por imitación y por una gran admiración hacia las figuras que desempeñan la función de maestros o mentores, en éste caso hacia los padres.
Esa admiración aunada al principio básico de supervivencia, la imitación, fue la que me llevó a decidir desde pequeño que iba a ser médico, mi abuelo es un gran ginecólogo y junto con mis padres, mis abuelos tuvieron un gran impacto en la manera en la que enfrento la vida y resuelvo problemas.
Hasta llegar a la carrera de medicina y posteriormente a la subespecialidad de Cirugía Plástica, donde conocí a mi último gran maestro hasta ahora, el Dr. Ricardo Cavalcanti de Río de Janeiro, Brasil, pasaron muchas personas que tocaron mi vida y para mencionar a todos necesitaría de un libro (ese puede ser el próximo proyecto).
Durante mi jornada en Brasil, descubrí una gran pasión por la educación médica continua lo que me llevó, junto con el Dr. Ricardo a desarrollar un proyecto de enseñanza para médicos mexicanos con ganas de continuar sus estudios de posgrado en el extranjero. De manera simultánea junto con CONOCER estamos trabajando en un proyecto de enseñanza y certificación de competencias para adultos, puesto que creo profundamente que la educación y capacitación de los adultos también debería de ser considerada una responsabilidad social.
Ambos proyectos además de fomentar la movilidad académica, intentan contribuir a la certificación y mejorar las condiciones laborales, facilitando el retorno a casa de mexicanos en el exterior. En febrero del año en curso fue la presentación del proyecto en México y tuvimos el honor de que la embajadora Columba Calvo, encargada de proyecto especiales para América Latina y el Caribe, del IME, cortara el listón haciendo oficial el inicio de actividades educacionales en México y América Latina.
Los últimos años fueron una gran prueba en la historia de la humanidad, nos tuvimos que enfrentar a un virus que paró todos los aspectos de la vida y sin duda tuvimos que replantearnos prioridades, posturas, valores, sueños y reaprender a vivir en medio de pérdidas así como preguntarnos ¿Qué estoy realmente perdiendo con lo que pierdo?
Fue a través de esos duelos, de ser diagnosticado con COVID-19 tres veces, que pude resignificar la pérdida de la libertad, reestructurar mi agenda y mi manera de vivir, ajustándome a una nueva realidad y conseguí valorar las grandes lecciones de mis grandes maestros.
Hasta ahora han sido cinco lecciones las que han contribuido en mayor medida a mi resiliencia y a mis ganas de seguir cada día, independientemente del resultado del día anterior.
De mi padre aprendí que el NO ya lo tenemos, esta en nosotros luchar por el SI, investigar, justificar y darle sentido a nuestros sueños para que un tercero se involucre y se sume a nuestra visión y nuestro propósito.
De mi madre aprendí que si tenemos una familia con la cual compartir nuestras alegrías y apoyarnos al final del día, tenemos que ser gentiles y amorosos con nuestro prójimo pues la verdadera riqueza se resume en con quien contamos y no en cuanto tenemos.
De mi hermana aprendí a decir más SI´s y menos NO´s , aceptar esa invitación , ese viaje, decir si a la vida, nunca sabemos en que momento la vida será quien nos obligue a decir no, al final, lo bailado nadie nos lo quita.
De mi madrina aprendí que a veces las personas gritan cerca de nosotros pero que el problema no esta en nosotros, no sabemos los dolores que nuestros vecinos esconden atrás de gritos y no debemos de tomárnoslo personal.
Finalmente y no menos importante de mi abuela aprendí que a pesar de que la vida no siempre es justa, HAY UN DIOS, ella vivió y murió con esa fe, con la seguridad de saber que existe una fuerza amorosa mayor a nosotros. Es esa fuerza la que nos permite mantenernos firmes y vivir con dignidad.
Son cinco lecciones que parecen simples, sin embargo al entenderlas, contemplarlas a profundidad y aplicarlas, podemos llenar de esperanza nuestros días, fortalecer nuestra voluntad, ir detrás de nuestros sueños, ser mas empáticos y vivir un día a la vez con un corazón ligero.
En la medida en la que reconozcamos que no sabemos todo, que siempre podemos mejorar, que estemos receptivos a opiniones y a recomendaciones, podremos encontrar grandes maestros en todas las personas que nos rodean y hacer de nuestro mundo un lugar hermoso para vivir.
Honremos a nuestros padres, nuestros primeros grandes maestros, agradezcamos la decisión y el valor de esas personas de dedicar su vida profesional a la enseñanza, permitámonos compartir lo mucho o poco que sepamos de éste mundo entendiendo que al enseñar se aprende dos veces.
Feliz día del maestro.
Por: Dr. Luis Fernández de Cordova
Instagram: @ferriomd