El patrimonio cultural de México es inmenso. Nuestro país cuenta con 35 sitios declarados por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO)[1] como patrimonio de la humanidad lo que lo convierte en el país que cuenta con mayor número de declaraciones de este tipo en América latina, siendo el sexto a nivel mundial, estando solamente por detrás de Italia, España, China, Francia y Alemania.
Este vasto patrimonio mundial es una pequeña representación de las 193 zonas arqueológicas abiertas al público en todo el país[2], los 132 pueblos mágicos[3], los 1,419 museos en el país[4], o las 84 catedrales y 196 iglesias, conventos y ex conventos de carácter histórico.[5]
Pero el patrimonio cultural no se limita a monumentos y colecciones de objetos, sino que comprende también, como define la UNESCO, las “tradiciones o expresiones vivas heredadas de nuestros antepasados y transmitidas a nuestros descendientes, como las tradiciones orales, artes del espectáculo, usos sociales, rituales, actos festivos, conocimientos y prácticas relativos a la naturaleza y el universo, y saberes y técnicas vinculados a la artesanía tradicional”.[6]
Ese inmenso patrimonio inmaterial, coloquialmente conocido como “tradiciones” es un tesoro vivo que surge y emana de las diversas y ricas expresiones de nuestros pueblos; son vivencias, valores y costumbres que se transmiten de una generación a otra y son punto de encuentro que generan un sentido de pertenencia e identidad a las personas que conforman una comunidad.
Las tradiciones mexicanas son resultado de la rica diversidad del país. Geográficamente, México es el resultado del cruce de culturas y como tal, es territorio propicio para el diálogo intercultural, la creatividad y la innovación.
La importancia de las tradiciones radica no sólo por la manifestación cultural en sí misma, sino por el acervo de conocimientos y técnicas que se transmiten de generación en generación y que trascienden de lo material a lo intangible generando un vínculo entre el pasado y nuestro presente. Es lo que permite a los niños y jóvenes conectarlos con una colectividad, a relacionarse con su cultura en cada una de sus manifestaciones y conocer y tener acceso de primera mano a “las voces de su pasado”.
Mantener y difundir las acciones que se entretejen alrededor de nuestras tradiciones es un modo único y especial de fomentar la unión, convivencia y acuerdo colectivo de la comunidad mexicana en el exterior, favoreciendo la construcción de relaciones, de solidaridad y de fuertes lazos entre sus integrantes.
Difundir las tradiciones promueve las industrias culturales y creativas en el país. Cada tradición acompaña expresiones creativas que van desde la música, el canto, el diseño, la danza, el teatro, la fotografía, el cine, la moda, pasando por la pirotecnia, la gastronomía o la artesanía. Expresiones de las cuales dependen económicamente muchas familias, generando empleos e ingresos.
Por otro lado, la difusión de nuestras tradiciones promueve el turismo hacia México. Todo desplazamiento turístico tiene una implicación cultural:
Sin la cultura no puede explicarse el turismo.
Además, México es un país mundialmente reconocido por su gran oferta de turismo cultural. Aunado a su riqueza geográfica e histórica, es posible admirar su arquitectura, folclore, gastronomía y tradiciones presentes en cada rincón del país.
De esta manera, para la gran mayoría de los turistas extranjeros que visitan México, hay interés en las culturas locales y el disfrute de su patrimonio son un componente esencial de su viaje. El patrimonio cultural, material e inmaterial, es así un elemento de identidad de los sitios que visitan los turistas el cual da coherencia a la oferta de destinos y aumenta la competitividad y estadía, así como la derrama económica. Vale la pena recordar que, hasta antes de la pandemia del Covid19, el turismo era el tercer generador de ingresos en el país, además de ser el segundo generador de empleos en México.
Más allá de su importancia económica, la difusión de tradiciones tiene una repercusión en la gente. Son herramienta para el impacto social y la promoción cultural. Son mecanismos para transmitir nuestros valores y manifestaciones culturales, enseñándoles a las nuevas generaciones a apreciar nuestras raíces.
Además, la inclusión y la diversidad están en el centro de muchas de nuestras tradiciones. Las tradiciones son celebraciones para todos, que no conocen de diferencias sociales, religiosas o de género.
Por todas estas razones, hoy más que nunca, es fundamental que las Representaciones de México en el exterior y la comunidad mexicana, tanto en territorio nacional como en el exterior, mantengamos vivas esas tradiciones que nos unen para fortalecernos y empoderarnos como nación.
[1] La lista completa de los sitios de patrimonio mundial de la UNESCO, por país, puede consultarse en: https://whc.unesco.org/es/list/
[1] https://www.inah.gob.mx/zonas/5410-red-de-zonas-arqueologicas-del-inah
[1] https://www.gob.mx/sectur/articulos/pueblos-magicos-206528
[1] https://sic.cultura.gob.mx/lista.php?table=museo&disciplina=&estado_id=
[1] https://www.gob.mx/sectur/prensa/mexico-entre-los-paises-mas-visitados-por-turismo-religioso-sectur
[1] Véase https://ich.unesco.org/es/qu-es-el-patrimonio-inmaterial-00003